Hay una pregunta muy frecuente: ¿de verdad es tan importante hacer las cosas de esta manera con los niños? Sí, pero vamos a verlo con un ejemplo.
Autor: Rocío Ramos-Paúl Salto
Hay muchas justificaciones para evitar decir NO a nuestros hijos, a veces miedo a no saber enfrentar el conflicto, otras culpa por el poco tiempo que pasamos con ellos y/o simplemente cansancio…
Pensemos las consecuencias de no hacerlo en su momento. Cuando llegan los terribles 2-3 años nuestro hijo, que todavía no sabe expresar con palabras lo que le ocurre, ante cualquier contrariedad suele reaccionar con rabietas, muy desagradables, incluso insoportables. Cedemos a caprichos que creemos sin importancia y momentáneamente nos sentimos aliviados porque “por fin hemos conseguido que se calle, esté tranquilo y nos deje respirar”.
Tras un tiempo premiando esta conducta, suele ocurrir que lo que antes eran caprichos ahora son exigencias que vienen acompañadas de reacciones cada vez peores a las negativa . A medio y corto plazo ha aprendido (y para eso son rápidos) que la estrategia de molestar mucho es válida para conseguir lo que quiero.
Si convertimos en costumbre “llora-le concedo”, a largo plazo nos encontraremos con que generaliza este tipo de comportamientos, esto es, “me acostumbro a que lo que quiero lo obtengo ¡ya!” y que los demás “bailan al son de mis antojos”.
Pensemos en este niño de adolescente: no se ha encontrado con el NO, no sabe cómo se soluciona un conflicto, y son muchas las situaciones que requieren de nuestro esfuerzo para salir adelante pero… tiene claro que, con determinadas conductas, muchas veces de tipo agresivo, se consiguen muchas cosas. ¿Os suena? También podemos encontrarnos con un adolescente que no entiende qué significa hacer un esfuerzo para conseguir algo, puesto que todo lo que quiso hasta el momento se lo dieron luego… “Qué es eso de desear algo y esforzarse por conseguirlo o qué significa que las cosas no salgan como yo quiero”.
La adolescencia es una etapa donde la fuerza de arrastre del grupo es mayor que cualquier otra, decir que NO es importante pero hay que haber aprendido antes a saber hacerlo y si en casa todo ha sido que sí para evitar el conflicto, lo que tu hijo aprende es que la forma de solucionar los problemas que se derivarían de negarse a algo que le pide el grupo, será aceptar todo lo que este diga. Imaginad: “eres un aburrido, vaya rollo de tío, tomate algo a ver si te animas…”, según el modelo que ha conocido hasta el día de hoy lo más probable es que se tome una copa o más, porque no sabrá cómo decir que NO.
Contestando a la pregunta del principio: sí, realmente lo que enseñamos a nuestros hijos en esta edades es importantísimo porque como estamos viendo, y aún sabiendo que puede ser un argumento muy simplista, de la chuche en la cola del supermercado hemos pasado a no saber decir que NO al alcohol. Y lo que sí os aseguro es que cualquier aprendizaje que no se da en el momento que corresponde es mucho más difícil de aprender con posterioridad. No tengáis miedo a la reacción de vuestros hijos cuando les decís “esto NO”, están aprendiendo como hacerlo el día de mañana.