Autor: Teresa ARTOLA
Es un niño con falta de concentración, a veces le veo que mejora pero luego llega el bajón. Se está tomando Concerta de 18 g., pero no le veo mucho cambio. Es un niño al que le falta madurez, que le estás riñendo o explicando algo y se te queda mirando sin mediar palabra, sin ninguna contestación y eso me saca de quicio, porque no se explica, no me razona. ¿Qué debo hacer ya que va a 5º de Primaria y las cosas se le están complicando? Sólo hay que ver los controles que me trae, que igual contesta una cosa que nada tiene que ver con lo que le preguntan. Estoy ya un poco cansada ya que estudio mucho con él. Gracias.
Paula. Valencia
En tu consulta no das muchos datos, únicamente que tiene falta de concentración y que está tomando Concerta 18 g. Deduzco por ello que ya se le ha hecho un diagnóstico de déficit de atención. Con sólo estos datos únicamente puedo darte algunas sugerencias:
1. En primer lugar habría que saber de qué tipo de déficit estamos hablando, ya que bajo el término “déficit de atención” se engloban a menudo diversos tipos de déficit, tanto en lo que respecta a su origen como en lo que respecta a sus manifestaciones comportamentales. Por tanto, cuando se diagnostica un déficit de atención es necesario determinar cuáles son las funciones atencionales alteradas en cada niño. Por los pocos datos que das parece que en el caso de tu hijo se trata más bien de lo que habitualmente se denomina “inatento”, es decir, de un niño que tiene dificultades para focalizar la atención.
2. En segundo lugar es importante saber qué profesional ha realizado el diagnóstico y si éste ha incluido una buena evaluación psicopedagógica. La evaluación del niño con déficit de atención debe ser realizada por un conjunto de profesionales, psicólogos, psiquiatras infantiles, neuropediatras, especializados en este tipo de problemas. Asimismo, debe realizarse una evaluación concienzuda que permita descartar la existencia de otros problemas, identificar las necesidades especiales del niño y ofrecer pautas y orientaciones específicas a padres y profesores.
Dicha evaluación suele incluir una entrevista exhaustiva con los padres para recoger información sobre la conducta del niño en su casa, las relaciones con sus padres y hermanos, el estilo educativo de los padres, sus relaciones con los compañeros y su estado de salud y de ánimo.
Asimismo, es importante que se facilite al profesional encargado del diagnóstico el contacto con los maestros del niño, de forma que éstos puedan facilitarle información sobre su rendimiento académico y su comportamiento en la escuela. Los datos de estas entrevistas suelen completarse con cuestionarios, a completar por padres y educadores, donde se indaga sobre comportamientos específicos que puede presentar el niño en su vida cotidiana.
Además, en la mayoría de los casos, el evaluador realizará una entrevista con el propio niño destinada a conocer mejor sus intereses y a explorar cómo éste vive las dificultades asociadas al problema que presenta. Una evaluación completa implica igualmente examinar las habilidades intelectuales del niño, sus destrezas académicas, su capacidad de focalizar y de mantener la atención y su estilo cognitivo.
Esta evaluación debe completarse con un examen médico por parte de un pediatra o neuropediatra especializado para descartar que los síntomas de inatención e hiperactividad puedan deberse a la ingestión de determinados medicamentos (broncodilatadores, por ejemplo) o a otras condiciones médicas (epilepsia, desórdenes tiroideos, etc.), descartar dificultades visuales o auditivas o posibles problemas neurológicos.
Por tanto, será precisa la colaboración de diversos profesionales especializados para la realización de un buen diagnóstico. Dicho diagnóstico debe ir siempre acompañado de un plan que incluya el tipo de intervención psicológica y médica que debe seguirse con el niño, su familia y otros profesionales implicados.
Si todas estas condiciones no se cumplen y tu hijo ha sido diagnosticado sin que se haya seguido un procedimiento completo y riguroso, es conveniente que pidas una segunda opinión, ya que es el bienestar psicológico de tu hijo el que está en juego.
3. Cuando dispongas del informe diagnóstico, es importante que solicites una entrevista con el orientador psicopedagógico del centro escolar al que acude tu hijo y con el maestro de tu hijo, para poder compartir con ellos la información recogida y trabajar en equipo con el fin de poder ayudar a tu hijo y sacar de él el mejor provecho posible.
4. En cuanto a qué podemos hacer para ayudarle, lo primero que debes tener en cuenta es que el déficit de atención no es una enfermedad, sino más bien una característica de algunos niños. Por tanto, nuestro objetivo no puede ser “curarla”, sino “aprender a manejarla y convivir con ella”. Por lo general el tratamiento incluye tres componentes: farmacológico, psicológico y educativo. Estos tres componentes podrían considerarse como “las tres patas” de una banqueta. Si alguna de ellas falla, la banqueta se derrumba. Por tanto requerirá de la intervención de varios profesionales: médicos, psicólogos y maestros, así como de una importante implicación de la familia.
Doctora en Psicología