Autor: padresycolegios.com
Tengo un niño de 3 años y medio. Desde que nació ha padecido estreñimiento y con el tiempo ha ido a peor. Aunque procuramos darle una alimentación equilibrada, creo que su problema es más mental que físico, ya que no quiere ir al baño; cuando le dan ganas se aguanta y así está 4 ó 5 días hasta que no puede más. Hemos sido pacientes, pero en ocasiones le hemos regañado porque constantemente se ensucia la ropa y a mí cada vez me angustia más el tema. También hemos utilizado el método de las pegatinas para “premiarle”, pero tampoco funciona. Su bloqueo es cada día mayor. En cuanto al pis, no hay problema y él sólo va al baño cuando lo necesita. No sé si tendrá relación, pero este año ha empezado el colegio y su adaptación está siendo difícil y lenta (aunque él ya estuvo en guardería). Al principio se hacía sus necesidades encima, ya que no quería ir al baño con los demás, no hablaba pese a tener un buen nivel de lenguaje y no quería jugar con sus compañeros, permaneciendo solo durante el recreo. Ahora parece que va un poco mejor, pero muy despacio. Muchas gracias.
Ana D. Madrid
Por lo que cuentas, tu hijo parece tener un problema relativamente frecuente en los niños de su edad (aproximadamente un 8% de los niños de 3 años). Cuando este problema se presenta en edades superiores a los 4 años (que todavía no es tu caso) se suele hablar de encopresis. Además parece tratarse de un inicio de “encopresis retentiva” que suele ir asociada a problemas de estreñimiento. Cuando estos problemas no son tratados a tiempo pueden dar lugar a un “estreñimiento crónico” (como parece que es tu caso) y, a la larga, a un ensanchamiento de las paredes del colón (conocido como “megacolon psicógeno”) que tiene el especial inconveniente de que el niño pierde la sensación de “acumulación de heces” y la consiguiente necesidad de expulsarlas. En ocasiones puede producirse un goteo de heces blandas, dando lugar a lo que se conoce como “diarrea paradójica” que le lleva a manchar la ropa.
En cuanto a las causas de este problema, pueden ser múltiples y generalmente suele ser resultado de la confluencia de factores, por un lado, emocionales (provocados, como sospechas, por una difícil adaptación a la escuela, llevándole a “querer ser pequeño” o “actuar como un pequeño”; por otro, es muy posible que sea resultado de experiencias de aprendizaje inadecuadas o inapropiadas:
• Métodos de entrenamiento demasiado severos, en los que se da excesiva importancia al control y el niño descubre que a través de su conducta puede convertirse en el centro de atención y “manipular”.
• Principio de evitación del dolor, ya que es posible que en el pasado la expulsión de heces se haya asociado con dolor.
• Dilatación del colon, es posible que ya se haya producido y no sea capaz de identificar las señales y la necesidad de explulsar.
En cuanto a la forma de abordarlo, te aconsejaría lo siguiente:
1- Por una parte, un tratamiento con tu pediatra destinado fundamentalmente a conseguir eliminar el estreñimiento lo antes posible con prescripciones dietéticas, uso de laxantes, etc.
2- Por otra parte, puede ser necesario un reaprendizaje del control de esfínteres que estimule el establecimiento de hábitos de defecación regular: llevar un registro, un horario, encadenamiento de actividades (todos los días en el mismo orden seguir unas rutinas previas); asociación del hecho de ir al baño con actividades o situaciones positivas; recompensas y refuerzo de situaciones en las que controla; no darle excesiva importancia ni permitir que se convierta en el centro de atención, aunque sea para regañarle y castigarle, cuando no controla, y sesiones regulares de prueba (sentarse en el retrete de 3 a 5 minutos 3 veces al día después de ingerir alimentos, presionar con el vientre e intestino intentando defecar…).
7- Para el éxito del tratamiento son también claves la paciencia, el tiempo, la constancia y la regularidad.
8- Finalmente, ayudarle en su adaptación escolar. Hablar con su profesora y ver la forma en que padres y colegio podéis ayudarle.
Espero que alguna de estas claves puedan ayudarte. En cualquier caso, creo que es importante que no dejes pasar el problema que, aunque no reviste ninguna gravedad, puede hacerse mucho más resistente y difícil de abordar cuanto más tiempo pase. Consulta con tu pediatra y busca la ayuda de algún psicólogo infantil que te ayude a poner en práctica todas estas recomendaciones.
Un saludo
Teresa Artola
Doctora en Psicología