Lo peor que le puede pasar a la gente mayor es seguir creyéndose adolescentes perpetuos, gente inacabada y en proyecto que duda entre una cosa u otra. A los adolescentes de verdad les causa perplejidad, sorpresa y ácidos comentarios…
Lo peor que le puede pasar a la gente mayor es seguir creyéndose adolescentes perpetuos, gente inacabada y en proyecto que duda entre una cosa u otra. A los adolescentes de verdad les causa perplejidad, sorpresa y ácidos comentarios entre ellos, determinadas minifaldas postcuarentonas y determinadas camisetas postmichelínicas, soportadas a base de gimnasio y de pasar hambre, con las que gente aparentemente mayor quiere pasar por coleguillas, aunque den el cante a kilómetros de distancia, y no digamos cuando se empeñan en hacerse los expertos en cuestiones inalámbricas y similares, en los que chicos y chicas les superan ampliamente.
Los mayores deberían aprender de Sting, a los 58 años que tiene ahora. Después de pasar tres décadas en lo más alto del pop, la mayor parte de ellas cantando en el trío The Police, ahora ya ha decidido que se acabó esa temporada postadolescente de su vida para siempre. El año pasado se volvieron a reunir los tres componentes del grupo con el proyecto de hacer una gira mundial de conciertos, que ellos sabían completamente nostálgica, sin añadir nada nuevo, ni una canción, a lo que ya sonó maravillosamente durante años, para saciar las nostalgias de cuarentones y cuarentonas muy pasados por la sala de pesas y de musculación, para mantenerse en pie en un concierto como los de antes, sin perder el aliento o que les diera un atosigón. Y ellos tres para sacar un buen dinero antes de retirarse de la farándula.
Ahora ¿qué hace Sting? Pues recrear canciones antiguas del cancionero medieval británico, que estaban a punto de perderse y que él recordaba haber cantado muchas de ellas cuando era un niño. "Tengo que hacer algo que me haga progresar”, ha señalado, “que me permita saciar la curiosidad personal", sin pensar si va a tener éxito entre viejos rockeros o va a generar nuevos oyentes, recién traídos a la belleza del antiguo cancionero. "Escribir canciones de rock es una actividad muy propia de la gente joven. Mis hijos se dedican ahora a ello y lo hacen mejor que yo". Cuando uno es joven puede escribir cualquier cosa sin pensar mucho en lo que está diciendo, como les pasaba a las canciones del grupo The Police. Pero no se puede seguir de saltimbanqui toda la vida. En cambio, el cancionero medieval inglés es una pura novedad, de tantos años como llevaba sin ser interpretado y requiere una actitud respetuosa y comprensiva, que le hace más libre a quien lo intenta. Eso es lo que dice Sting a los 58 años recién cumplidos.