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Cómo actuar ante las huellas psicológicas que el confinamiento puede dejar en los niños

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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El confinamiento y el cambio de vida provocado por la crisis del COVID-19 puede producir secuelas psicológicas en los niños y niñas y tener un gran impacto emocional a medio y largo plazo. Isabel Ortín, Responsable del Departamento de Orientación del Colegio Logos, analiza algunas señales de alerta y pautas que ayudarán a las familias a poder gestionar estas situaciones.

Síntomas psicológicos del confinamiento

-Los niños y niñas pueden mostrar un carácter más difícil, más irritable, con más rabietasenfados o peleas con los hermanos. Les cuesta aceptar la situación y este cambio en el carácter es una manera de mostrar su rebeldía. Los niños más sensibles, por su parte, pueden mostrarse más tristes o llorar con más facilidad.

– Frecuentemente se sienten frustrados o aburridos.

– Presentan un alto nivel de ansiedadalteraciones del sueñopesadillas…porque no pueden saltar, correr con los amigos, hacer ejercicio físico y expandir toda su energía.

– Tras unas semanas en su entorno familiar y sin contacto personal con otros niños o compañeros, es normal que se muestren temerosos o reticentes a salir de casa, sobre todo aquellos niños o jóvenes más tímidos a los que más les cuesta la socialización.

– Muestran apatía y desgana ante la actividad escolar online.

– Hacen un uso excesivo de las redes sociales o un abuso del ocio centrado solo en las pantallas que puede derivar en un problema de adicción a videojuegos.

Cómo actuar ante estos síntomas

-Mantener rutinas: Esto da estabilidad y sensación de seguridad a los niños, y orden a los adolescentes. Establecer horarios de comida, higiene, sueño, ocio, ejercicio, implicarles en la organización y tareas de casa. Diferenciar los días de la semana laborables de los del fin de semana o de las vacaciones, donde los horarios se vuelven más flexibles.

-Aunque sin clases presenciales, no están de vacaciones y los niños deben seguir adelante con el proceso de aprendizaje, conectándose a las clases online y cumpliendo con sus responsabilidades. Los padres deben continuar supervisando el rendimiento de sus hijos, manteniendo contacto con sus profesores, reforzando el esfuerzo y la satisfacción por el trabajo bien hecho.

-Lo más habitual es que los niños estén emocionados por salir a dar un paseo y aunque tengan sus miedos, confían en sus padres. Pero algunos de ellos pueden mostrarse temerosos y resistentes a salir de casa, en este caso hay que estar tranquilos y no forzar, ir poco a poco y, sobre todo, indagar la causa para responder a sus dudas e inquietudes. Si dicen que es por miedo al contagio, es importante manifestarles que los adultos también lo tienen, pero que si se siguen las normas no habrá ningún problema.

-Para tratar sus miedos, ansiedad o malestar es importante evitar hablar delante de los niños de las preocupaciones de los adultos. Dialogar a diario con ellos es bueno, usando su lenguaje para facilitar la expresión, validar sus emociones y responder a sus preguntas. Con los más pequeños, controlar la información que les llega (a veces muy catastrofista) e ir explicando las situaciones y los cambios que se van produciendo con naturalidad, de forma sencilla. Entender lo que sucede, sin demasiados detalles, les ayudará a rebajar el estrés.

-En el caso de hijos adolescentes es importante animarles a que expresen y compartan sus preocupaciones con los adultos, escuchándoles para que escuchen, racionalizando los miedos con datos objetivos.

-El uso de las redes sociales entre los adolescentes les permite mantenerse conectados con sus amigos y compañeros. La comunicación puede ayudarles a sentirse menos solos y a calmar parte del estrés que provoca estar lejos de sus amigos. Para que el uso de la tecnología sea un aliado, hay que supervisar los contenidos a los que acceden los niños, impedir que se aíslen en su habitaciónlimitar el tiempo de uso del videojuego y animarles a hacer ejercicio físico.

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