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La adolescencia como oportunidad

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La suelen definir como una etapa en la que tenemos que sufrir (y no disfrutar). Como suele repetir Javier Urra, “hoy en día dices que tienes un hijo adolescente y te dan el pésame”. Yo no iré por este camino. Me gustaría ofrecerte una visión completamente diferente y animosa de esta maravillosa etapa. Una etapa que también se puede y se debe disfrutar.

Los padres tenemos que apreciar esta etapa como una verdadera oportunidad. Debemos tener presente que solo podremos entender la adolescencia si no la vemos como una “etapa aparte”, sino como un periodo en donde se manifiesta lo que el niño ha recibido en su infancia. Por tanto, la forma en que hemos educado a nuestro hijo y aquello que le hemos ofrecido cuando era solamente un niño, determinará su forma de actuar y comportarse en la adolescencia. En términos generales, un buen niño seré un buen adolescente aunque también rebelde y distante –características propias de esta etapa–. Pero al mismo tiempo nos van a necesitar a su lado. Nos toca, pues, reflexionar sobre el modo en que estamos ejerciendo la paternidad no solo en esta etapa sino en las que la preceden.

Los adolescentes no son niños ni tampoco adultos pero nosotros, los padres, en ocasiones los tratamos como niños y éstos se rebelan, fruto de un sentimiento de independencia que empiezan a manifestar. En otras ocasiones los tratamos como adultos y les echamos en cara que se comporten como críos y esto también les daña haciéndoles sentir más que ridículos. Es una etapa de continuos conflictos (a todos los niveles): es un continuo tira y afloja entre los padres y el niño. Una etapa de crecimiento y adaptación a una nueva situación.

Hemos de tener en cuenta que los adolescentes de hoy no son ni mejores ni peores que los de otras generaciones, simplemente son diferentes. Por tanto, tenemos que prepararnos bien para los desafíos que nos encontraremos en esta etapa, que nos pondrán a prueba a diario. Debemos educar desde la exigencia pero con ternura. Dicho de otro modo con autoridad y cariño. Aquí no nos sirve la permisividad pero tampoco el autoritarismo. No tenemos otro camino si queremos que la adolescencia sea una preciosa oportunidad para que rectifiquemos aquello que hemos enseñado mal pero también lo que no han aprendido correctamente. Si tienes un hijo adolescente, te doy mi más sincera enhorabuena. Disfruta del momento… Recuerda algo muy importante: aprende a ponerte en su lugar. Por eso debes preguntarte: ¿qué sentías tú en esa etapa?, ¿de qué forma veías a tus padres?, ¿qué relación tenías con ellos?, etc. Es una buena forma de empatizar con tus hijos adolescentes, algo que nos cuesta bastante. Si disfrutamos de ellos en la infancia no tenemos porqué dejar de hacerlo en la adolescencia. Estos son algunos de mis consejos clave:

La comunicación es fundamental. Aprovecha cualquier momento para hablar con él sin forzar nada. Cuida el lenguaje no verbal que empleas.

  1. No etiquetes a tu hijo. Las etiquetas le condicionan y no le ayudarán a promover un cambio positivo. Deja siempre una puerta abierta al cambio y posibilidad de mejora.
  2. No le critiques. La crítica se ha de enfocar a sus acciones, jamás a la persona.
  3. Muéstrale tu afecto. Lo necesita y mucho aunque no lo parezca. No dejes de decirle y recordarle que le quieres.
  4. La negociación es clave. Utiliza la negociación como la “llave maestra” para resolver conflictos.
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