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Los poderes de la lectura

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Uno de los pilares del método colaborativo es aprender enseñando. Con esta premisa se ha puesto en marcha una iniciativa en la que los niños enseñan a sus padres a disfrutar de los cuentos.

 

Por Eva Carrasco

El objetivo de esta propuesta innovadora es enseñar a los padres cómo canalizar las emociones de sus hijos a través de la lectura de cuentos, y desde edades tempranas. Además, la idea es que los niños enseñen a los padres a leer y disfrutar de la lectura. Algunos de los escritores infantiles más leídos en España, psicólogos y expertos en educación infantil, como Begoña Ibarrola, Nélida Pérez, Rafael Guerrero, Marga Santamaría o Carmen Llopis, han participado en esta iniciativa, promovida por el Colegio CEU San Pablo –a través de talleres experienciales- enfocada a gestionar y controlar emociones en los niños como el optimismo, la empatía, los miedos, la rabia o la autoestima.

Ningún niño dice ‘no’ a un cuento, creo que todos estamos de acuerdo”, afirma Begoña Ibarrola, psicóloga y escritora de literatura infantil. Ese es el momento en que muchos adultos retoman el hábito de la lectura, al leer a sus hijos más pequeños. “Pero no debería quedarse solo en eso, en leer cuentos a los hijos, sino en disfrutar de ese momento mágico de unión de corazones y mentes, donde tanto el niño como el adulto pueden disfrutar del poder de la lectura”, advierte la psicóloga.

Y es que, tal y como afirma la coach educativa y experta en inteligencia emocional, Marga Santamaría, “Los niños nos ayudan a estar más en el presente, lugar que habitamos poco en estos tiempos que corren. Ellos disfrutan del aquí y ahora. Las lecturas les invitan a estar centrados en ellos mismos y en lo que les aporta el texto, desde su propia curiosidad, desde el puro descubrimiento, porque es así como realmente viven los niños, y los adultos, en ese sentido, hemos abandonado nuestro niño interior y nos cuesta mirar desde esa curiosidad.”

Cuando un niño lee, evidentemente logra una adquisición de contenidos propiamente curriculares, como son la comprensión lectora, vocabulario, construir frases y redactar textos, normas ortográficas, entre otros… Pero, además, desarrolla la imaginación, su empatía, encuentran una manera de evadirse de su mundo, de su realidad, ejercita el cerebro, aumenta la capacidad de concentración. En definitiva, la lectura es un medio fabuloso de desarrollo de la personalidad. Les ayuda a conocerse mejor, lo que favorece la educación del carácter y de la afectividad.

Todos los escritores están de acuerdo en que los adultos de la familia deben dar ejemplo. Si ellos no leen, es más probable que sus hijos no lean. El papel fundamental de la familia en la creación del hábito lector está en los primeros años de vida, cuando los padres leen cuentos a sus hijos sentados en sus rodillas, observando sus miradas y contemplando la expresión de sus emociones, nos explica Begoña. “Esa escucha atenta y ese encuentro afectivo alrededor de un cuento pone una buena base para el futuro lector, además de que enseña a los adultos a disfrutar de un buen relato, a tomarse un tiempo para desconectar del mundo real y sumergirse en los miles de mundos imaginarios a los que los libros nos transportan».

Entrenar el cerebro

La lectura es uno de los mejores ejercicios posibles para mantener en forma el cerebro y las capacidades mentales. Es así, porque la actividad de leer requiere poner en juego un importante número de procesos mentales, entre los que destacan la percepción, la memoria y el razonamiento. También despierta aficiones e intereses y permite una mejor expresión de pensamientos, sentimientos e ideas. “Los descubrimientos de la neurociencia sobre la lectura -explica Ibarrola- nos sorprenden pues demuestran que el cerebro no diferencia entre imaginado y vivido por lo tanto la lectura, al potenciar la imaginación, nos permite ampliar las experiencias vitales, sumando a nuestro bagaje personal las experiencias de los protagonistas de los cuentos o novelas que leemos.”

Desde el punto de vista neurológico, Santamaría nos aclara que “ayuda en el fortalecimiento de las conexiones cerebrales, invitando al lector a pensar, a organizar sus ideas en cuanto a lo que va leyendo y más si luego se comparte lo leído, que también implicaría potenciación de la memoria y de la capacidad de relacionar conceptos.”

En su doble papel de escritora y psicóloga, Begoña defiende que los cuentos y las novelas sirven como herramienta indiscutible de educación emocional. “La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo. Los sentimientos y las emociones sirven para relacionarnos afectiva y emocionalmente con nuestro entorno, por eso es necesario aprender a expresarlas adecuadamente. “Los relatos nos permiten observar ese arco iris de relaciones, que es la vida con los otros, y nos enseñan también a convivir y a sentir la interdependencia”, explica.

 

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Y llegar a la adolescencia

No hay una edad concreta de abandono de la lectura, pero, es cierto que en la adolescencia cobran más importancia las relaciones, el contacto con el otro, la proyección hacia el mundo social, aunque también es el gran momento para conocerse, para hacerse grandes preguntas, ¿quién soy?, ¿para qué estoy en el mundo?, etc…momento para descubrirse a uno mismo y reflexionar sobre el mundo. “La literatura siempre ha tenido la función de poner al lector en contacto con su mundo interior ya que es como un espejo que le ayuda al adolescente a verse”- aclara la Begoña Ibarrola- “Para que los adolescentes se interesen por el maravilloso mundo de la literatura deben acostumbrarse desde pequeños a leer y combinar la lectura con los videojuegos y el uso de la tecnología”. En ocasiones descubren la lectura en este momento de su vida cuando a veces necesitan un refugio que la imaginación les proporciona.

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