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Naturaliza, un programa para generar conciencia ecológica desde la escuela

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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El 21 de enero el Gobierno declaró la emergencia climática “en respuesta al consenso de la comunidad científica, que reclama acción urgente para salvaguardar el medio ambiente, la salud y la seguridad ciudadana”.

 

 

Por Adrián Cordellat

El pasado 21 de enero el Gobierno de España declaró la emergencia climática y ambiental “en respuesta al consenso generalizado de la comunidad científica, que reclama acción urgente para salvaguardar el medio ambiente, la salud y la seguridad de la ciudadanía”.

Acción para salvaguardar el medio ambiente, precisamente, aunque con la mirada puesta más en el largo plazo, es lo que está poniendo en práctica Ecoembes con su iniciativa Naturaliza, un programa que busca incorporar una mirada ambiental en el currículo escolar con el fin de transmitir conocimientos, competencias y valores relacionados con el medioambiente a los alumnos y alumnas, para que así tomen conciencia ecológica y emprendan acciones a favor de un mundo más sostenible.

Ecoembes lleva mucho tiempo concienciando en materia de reciclaje. En una primera etapa introdujimos los contenedores para separar y reciclar en los colegios, pero lo que buscábamos ahora era ir un poco más allá. Al final, el reciclaje es un hábito que se va adquiriendo ya dentro y fuera del hogar, pero nosotras creíamos que el nivel de concienciación debe ir mucho más allá del acto de reciclar”, afirma Raquel Marín, una de las coordinadoras de Naturaliza.

Naturaliza forma a los profesores y profesoras interesados y les dota de recursos, adaptados a las necesidades específicas de cada centro, para que éstos puedan impartir los contenidos curriculares de las asignaturas troncales de Primaria (Ciencias de la Naturaleza, Ciencias Sociales, Matemáticas y Lengua Castellana) desde una óptica ambiental.

“El objetivo es que al mismo tiempo que los alumnos aprenden temas del currículo, aprendan también temas ambientales. La idea es impregnar de una mirada ambiental el currículo académico porque creemos que la forma de llevar al día a día de las escuelas este tipo de conocimientos es transversalizándolos, es decir, no ofreciéndoles únicamente en un momento puntual del día, sino consiguiendo que el contenido ambiental lo empape todo y forme parte del día a día de los alumnos”, explica Lucía González, coordinadora de Naturaliza, que cree que el programa debería generalizarse y ser un compromiso institucional de las administraciones públicas.

De momento, no obstante, más de 800 docentes se han sumado ya a Naturaliza, lo que para las coordinadoras del programa es motivo de alegría y de sorpresa, pero sobre todo la constatación de dos realidades: que los docentes tienen mucho interés por formarse y están ávidos de recursos; y que la sociedad, en mitad de este contexto de emergencia climática, está pidiendo a gritos que en las escuelas se trabaje la educación ambiental. “Con Naturaliza estamos intentando dar respuesta a estas necesidades”, añaden.

Contacto con la naturaleza

El escritor y periodista estadounidense Richard Louv, autor de Los últimos niños en el bosque (Capitan Swing), suele afirmar que sin contacto físico directo con el mundo natural, el conocimiento de los niños sobre el medio ambiente se queda a medias y es en su mayor parte abstracto.

“A menudo digo que los niños saben mucho sobre el cambio climático y la deforestación de la selva amazónica, pero no pueden decirte qué vegetación y qué fauna vive en los lagos o parques en su propia área. Si no tenemos cuidado, los futuros ambientalistas llevarán la naturaleza en sus maletines, no en sus corazones. No creo que sea una relación sostenible. La experiencia en la naturaleza ayuda a aumentar los valores de conservación, ahora y en el futuro”, afirma Louv, autor del concepto de “déficit de naturaleza”, con el que se refiere a la desconexión que existe entre el ser humano (sobre todo los niños, que crecen hoy mayoritariamente en las ciudades) y el entorno natural.

Para evitar educar a niños que lleven la naturaleza en sus maletines y no en sus corazones, el programa Naturaliza fomenta también el aprendizaje experiencial, promoviendo un par de salidas durante el curso en las que el aula se traslada a un entorno natural que puede ser incluso muy próximo, como el mercado o el parque del barrio.

“Para nosotros es fundamental que, si queremos promover una conciencia en favor de la naturaleza, los alumnos conozcan esa naturaleza. Por ello fomentamos el contacto con el entorno natural, para crear una conciencia real”, explica Lucía González, muy en la línea de lo que suele afirmar Richard Louv: “No podemos proteger lo que no amamos, no podemos amar lo que no conocemos, y no podemos conocer lo que no vemos, no escuchamos o no sentimos”.

 

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Un programa con resultados inmediatos

El programa Naturaliza se ha empezado a implementar este curso escolar en los centros escolares y en las aulas que así lo han deseado. Sin embargo, antes de su puesta en marcha, los creadores de la iniciativa realizaron un proyecto piloto de tres meses en el que participaron 29 centros escolares, 195 docentes y más de 3.000 alumnos.

Los resultados de la evaluación por parte de los y las docentes han sido recogidos en un estudio llevado a cabo por Juan Antonio Corraliza, Catedrático de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid, que confirma la universalidad y aplicabilidad en el aula del mismo y avala que el programa Naturaliza “tiene un efecto positivo sobre la pro–ambientalidad de los niños y de las niñas”.

Concretamente, según los datos del estudio, Naturaliza aumentó en un 25,2% el porcentaje de alumnos que afirman que “se debe cuidar mejor las plantas y los animales”, en un 9,5% en que mantiene que “las plantas y los animales son importantes para la gente” y en un 8,4% los que consideran que su vida cambiaría “si no hubiese plantas ni animales”.

“Hemos visto también cómo los hábitos cambiaban. En apenas tres meses un 3,5% más de los alumnos usaban el papel por las dos caras y un 9,2% apagaban la luz cuando son la última persona en salir de la habitación. Somos muy optimistas con el impacto que el programa va a tener en la conciencia ecológica de los alumnos”, concluye Lucía González.

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