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Patios escolares más inclusivos y con más oportunidades de juego

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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El patio debe ser un espacio sostenible e inclusivo y tiene que ofrecer diversas oportunidades de juego porque, además de ser un lugar de diversión, se trata de un potente recurso educativo.

 

Por Diana Oliver

 

En el CEIP Mestre Martínez Alonso de Pontevedra acabaron 2018 con el inicio de las obras que les llevarán durante este curso a ver transformado su patio. Elvira Fernández, profesora del centro y autora del blog atencionselectiva.com, cuenta que fue la asistencia del claustro de docentes a un proyecto de formación en materia de Educación emocional lo que les inspiró a embarcarse en un proyecto de mejora. El patio se situó entonces como uno de los grandes cambios del centro pero además, afirma, que no les quedó otra tras la valoración inicial que hicieron de las necesidades del centro. “Nos dimos cuenta de que muchos de los conflictos que tenía nuestro alumnado provenían del recreo. Los niños iban y venían corriendo y gritando y no eran capaces de agruparse para jugar. Tuvimos que reeducar en el juego, tuvimos que enseñarles a jugar. Sentimos que también teníamos que hacer algo para que nuestros niños y nuestras niñas con diversidad estuviesen incluidos en este juego”.

¿Qué necesita un colegio para cambiar el patio? Responde Elvira que depende mucho de lo que se vaya a cambiar pero ha observado que actualmente se están siguiendo dos tendencias para transformar un patio de recreo: “Por un lado están los cambios estructurales como el pintado de rayuelas, la construcción de rincones de juego, y en general el rediseño de nuevos espacios lúdicos; y por otro, los cambios en la organización. Estos últimos serán cambios en las dinámicas de los juegos, generalmente con un docente guía que ayude a que se juegue y en caso de que así se desee, que se promuevan acciones para incluir al alumnado diverso”.

La inversión económica cuando se habla de rediseño de patios depende de muchos factores. Entre ellos, los recursos con los que cuenta el colegio, la colaboración e implicación de las familias o lo ambicioso del proyecto. Cuenta Elvira que se pueden cambiar los entornos con presupuestos ajustados como es el caso de su colegio en el que han decidido que el rediseño se va a realizar con los propios niños como protagonistas. “No es necesario un gran aporte económico, pero sí humano. Docentes dispuestos a trabajar en los patios para emplearlos como un momento de inclusión, de aprendizaje y de convivencia”, dice.

 No es necesario un gran aporte económico, pero sí humano. Docentes dispuestos a trabajar en los patios para emplearlos como un momento de inclusión, de aprendizaje y de convivencia.

La transformación del patio del CEIP Nuestra Señora de la Paloma de Madrid se desarrolló a lo largo de 2017 y 2018, y fue casi un proceso natural después de años trabajando en diferentes proyectos para mejorar los espacios. “Sabemos que el entorno también influye en el rendimiento académico, en la relación social y en el bienestar integral del individuo. Así pues, cuando unas madres del centro – que son miembros de Pandora Mirabilia, la cooperativa madrileña de comunicación fundadora de la Red de patios inclusivos, y el estudio de arquitectura PEZ arquitectos – nos comentaron la posibilidad de presentar un proyecto a la Caixa sobre patios inclusivos nos pareció estupendo. Hicimos partícipes a toda la comunidad escolar incluyendo al Ayuntamiento que es el dueño de las dependencias”, explica Mª Belén González, la directora del centro. El patio, que ha pasado por varias fases de cambio, tiene ahora varias zonas –activas, semiactivas y tranquilas –. También, más vegetación y más zonas de juego, más sombra y más color. Además, se han incorporado más elementos de juego aprovechado los espacios verticales y horizontales.

 

Un potente recurso educativo

 

Si bien el juego es un derecho fundamental para todos los niños no siempre se favorece su cumplimiento. Para Elvira Fernández un patio debe ser inclusivo por justicia: “Debe ofrecer opciones de juego para todos y para todas, donde se respire libertad y unión grupal. Con un patio inclusivo, estás trabajando de golpe y plumazo un número considerable de estándares curriculares, especialmente del área de valores y los niños aprenden que la convivencia y el respeto a la diferencia, son valores que ayudan a construir una sociedad sana donde todos tienen algo que aportar”.

Comparte esa idea Mª Belén González, quien considera que el patio debería ser un espacio muy cuidado en todos los centros “porque es donde se desarrollan las habilidades no cognitivas pero también son un recurso educativo que se debería explotar a conciencia prestando al patio tanta atención como a otros espacios del centro como el aula, los pasillos o los talleres”.

Hasta el momento en el CEIP Nuestra Señora de la Paloma sólo han encontrado ventajas a la transformación del patio. “Hay menos conflictos entre iguales y hemos observado una mejor respuesta a los intereses y necesidades de los alumnos. Hay una mayor diversidad de propuestas de juego y se da lugar a una mejor coeducación y que no haya diferencias entre sexos. Al haber más elementos de juego, tienen más posibilidades de fomentar diversas habilidades como el control postural, la coordinación global del cuerpo o el equilibrio. También creemos que al haber sido un proyecto que ha contado con la participación de todos, los niños y niñas lo identifican como un lugar propio, ya que han creado espacios a su gusto –dentro de las limitaciones que hay– y se integran y lo respetan más”, explica Mª Belén.

 

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