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Salvador Almenar: “El gran reto para la infancia es la participación efectiva”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Por Javier Peris

Salvador Almenar lidera desde hace seis años el Consell de la Infància i la Adolescència en el Ayuntamiento de Mislata, población valenciana de 43.000 habitantes que ha destacado por sus acciones en el ámbito de la infancia. Mislata es una de las 270 Ciudades Amigas de la Infancia que existen en España; un título que compromete a los gobiernos locales “con el cumplimiento de los derechos de las niñas, los niños y los adolescentes de acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño”. Almenar impulsa estas políticas como Jefe del Servicio de Bienestar social, Educación, Infancia y Personas Mayores del Ayuntamiento.

¿Todavía se puede avanzar en los derechos de los niños en un país como España?

En los últimos 20 años los derechos de los niños se han fortalecido en el primer mundo, especialmente en cuestiones básicas como la Educación y la Sanidad, y existe la voluntad de mejorar en este aspecto. Sin embargo, para mí hay dos fenómenos que han influido negativamente sobre la infancia: el primero es la crisis económica, que ha hecho crecer la pobreza infantil, y el otro es la ausencia de la participación efectiva en el entorno en el que vive el niño.

¿Una participación efectiva, real?

La participación es un derecho activo, no está siendo efectivo porque requiere de muchos elementos. Los poderes públicos siempre han considerado que niños y adolescentes son el futuro…, pero nunca se había pensado que también ellos pueden ayudar a diseñar ese futuro. Y para eso también hace falta el concurso de los mayores. Hoy casi todos los niños tienen prácticamente asegurados los derechos básicos: Educación, necesidades especiales, vacunación, ayudas sociales para suplementar la alimentación, viviendas, actividades culturales y recreativas… En definitiva, todo para los niños… pero sin los niños.

¿Por qué la Red de Ciudades Amigas?

Situarse en un marco más amplio te asegura la continuidad del proyecto. Vimos el plan de Unicef y que coincidía con nuestros objetivos; además, proporcionan una metodología que podemos aplicar sin delegarla en terceros… Por otra parte, ser una Ciudad Amiga de la Infancia tiene la ventaja de que es Unicef quien te te reconoce.

¿Y funciona?

Es una gota malaya… Irá calando. Llevamos pocos años, y de momento ya tenemos, en la Comunitat Valenciana, el amparo de una Ley Autonómica en la que se reconoce la participación de la que hablaba y el papel de los ayuntamientos.

Escuchar a los niños siempre queda bien…

No queremos un modelo decorativo que se acabe en un pleno en el que los menores piden cosas. Pedir no es participar. Se trata de consolidar una escuela de ciudadanía. Desde 2013 el Consell de la Infància se reúne quincenalmente, sus miembros son electos, reciben una formación específica, y además su mecanismo es visible. La participación de los centros resulta imprescindible: en cada centro escolar del municipio hay un representante, porque el espacio del niño es la escuela. De hecho, uno de los principales retos es ampliar este espacio de las escuelas para una mayor visibilización del Consell y que fluya más la comunicación. Para esta dinamización, por cierto, es fundamental contar con profesionales, que nos proporciona un convenio con una entidad especializada.

¿Qué piden los niños?

Los niños y adolescentes vienen a esta iniciativa a participar, no a pedir. Al principio nos sorprendían sus inquietudes, como la movilidad urbana, la adaptación de los parques para compañeros con dificultades funcionales… Otra de las grandes inquietudes que expresan los niños es la pobreza de las familias, porque son conscientes de las dificultades de los padres y pueden empatizar con los más desfavorecidos.

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