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Silvia Alcarria: “Decir las calificaciones en alto crea víctimas del sistema educativo”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Entrevistamos a Silvia Alcarria, profesora de educación primaria y reeducadora pedagógica en ISEP Clínic Barcelona.

 

Por Olga Fernández

¿Tradicionalmente el profesor tenía la costumbre de leer en alto las notas de los alumnos. ¿Esto es recomendable hoy día?

Rotundamente no. Verbalizar las calificaciones es una de las prácticas que forma parte de la herencia educativa de antaño y que sustenta medidas objetivas para seres humanos cualitativos. Si bien es cierto, en muchos de los centros es todavía una de las herramientas utilizadas por el docente, sobre todo en Secundaria. En mi opinión, este ejercicio da como resultado un cóctel molotov cuyos ingredientes principales son: la exclusión, la rivalidad, la frustración y la desmotivación. En conjunto, lo que consigue son víctimas del sistema educativo, principalmente aquellos que están por debajo de la media establecida. Además de voluntad de competir respecto a sus compañeros, creación de categorías y estigmas y experimentación de sentimientos como el miedo y la angustia.

Hay alumnos que sufren acoso y, si sacan malas notas, ven cómo se recrudece el problema cuando el profesor las anuncia en alto. ¿Existe una relación constatada entre el acoso y esta costumbre?

En la actualidad existen muchas escuelas que siguen priorizando el resultado numérico final al proceso de aprendizaje. Ese es el principal lastre con el que conviven los alumnos, de poco sirve cómo hayan desarrollado sus habilidades y competencias puesto que la hoja de ruta de su enriquecimiento académico va a ser el resultado de un examen o, posteriormente el boletín de notas. Por esa razón, los alumnos sienten que existe una clasificación del alumnado según los resultados académicos con la confección de etiquetas por cada posición en el ranking. Esta competición crea una pirámide en el grupo en la que los estudiantes situados en la base son objeto de burlas y mofas (atenuadas en la valoración oral del profesorado) o propicia que se les infravalore por no lograr alcanzar la cúspide. El acoso puede desencadenarse fruto de esta clasificación. LaAgencia Española de Protección de Datos, en un informe dedicado a la privacidad en los centros, recomienda indicar a los alumnos su situación respecto el grupo y no el resultado obtenido. Al tratarse de información confidencial, los demás alumnos no interesados y no legitimados, no tienen por qué tener acceso a esa información.

Algunos profesores opinan que decir las notas en alto estimula a los alumnos que peor van, ¿qué hay de cierto?

Verbalizar las puntuaciones no es un ejercicio de estimulación en ningún caso. En la neuroeducación podemos encontrar los verdaderos estímulos motivacionales que nuestro cerebro necesita para fijar conexiones neuronales significativas. Es indudable que el aprendizaje va de la mano de la emoción. Enfrentarse al dictamen de las notas suscita en el alumnado varias emociones pero ninguna de ellas alimenta la estimulación o la fijación.

¿Cuál sería el procedimiento más adecuado?

Uno de los procedimientos más adecuados es la reflexión sobre los contenidos, dedicar una sesión después del examen para indagar sobre el proceso de aprendizaje y poder comprenderlo en profundidad. En esa misma sesión el docente puede compartir la calificación y las impresiones sobre la prueba de manera individualizada. Las tutorías personalizadas on una muy buena oportunidad para destinar espacios de comunicación fluida y sin condicionantes. Utilizar las herramientas tecnológicas también es una buena elección. Una de las más conocidas es ClassDojo, que promueve una comunidad educativa basada en la cultura positiva, dándole voz al alumnado y haciendo partícipes a las familias. Existe también la posibilidad que cada alumno escoja un muñeco con su nombre y reciba a través de él feedbacks, recompensas y estímulos. Es una buena herramienta porque promueve un aprendizaje globalizado e interactivo. Como profesionales debemos llevar por bandera la diversidad y eso implica la aceptación de diferentes ritmos de aprendizaje ajenos a resultados numéricos. Es fundamental que todo docente se cuestione los instrumentos de evaluación óptimos, priorizando siempre los cualitativos por encima de los cuantitativos.

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