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Sus primeros pasos solidarios

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Sembrar en nuestros niños la semilla de la solidaridad es hacerles conscientes de lo afortunados que son y ayudarles a ponerse en el lugar del otro. Les ayudamos a salir de su zona de confort por un ratito para mostrarles otra realidad mucho más dura y difícil.
Con la idea de que los niños de aquí ayuden a los niños de allí, Pepo Díaz fundó la ong Infancia Solidaria. “En ningún caso intentamos convencer a un niño de que se haga socio de la ong. Lo hacemos siempre con adultos. Pero cuando una persona decide ayudarnos, personalizamos su ayuda en un niño de su entorno (hijos, sobrinos, nietos…), y son estos niños los que reciben nuestras cartas contando todo lo que estamos haciendo con su ayuda. Ellos abren las cartas y observan por un rato las caras, y las historias, de niños que han tenido menos suerte que ellos al nacer, y lo que la ong está haciendo para ayudarles. Y os aseguramos que en muchas ocasiones se emocionan profundamente.” Nos explica Díaz. Es una forma de comenzar a inculcar el espíritu de la solidaridad desde muy temprana edad para cuando sean más mayores. Las aportaciones son realizadas por los adultos mediante donaciones periódicas desde 10€ al mes. Algunas iniciativas han partido de los propios niños, como una clase de quinto de el colegio Virgen de Europa de Madrid que realizó actividades para poder pagar los vuelos de una madre y un niño a Madrid para tener asistencia médica. El año pasado, cuatro niños en el día de su Primera Comunión pidieron dinero para poder apadrinar un niño, en lugar de regalos.
Poner algo de sí mismos
Desde muy pequeños pueden hacer cosas ellos mismos para ayudar a otros niños. La Fundación Dar trabaja con las casas de acogida de la Comunidad de Madrid, con las que tiene un fuerte compromiso. Los niños que viven en estas casas han sido separados de sus padres al perder la custodia por diferentes circunstancias. “La Fundación quiere que todos estos niños de las casas de acogida tengan un regalo en su cumpleaños, al final de curso por buenas notas o tengan un regalo que llevar a un cumpleaños que les inviten en el cole. Pero no queremos que los niños den el juguete que van a tirar porque ya no lo quieren, queremos que se impliquen y trabajen con ilusión pensando en quien lo va a recibir”, nos explica Pilar Extrada, su presidenta. Todos y cada uno de los juguetes que salen de Fundación Dar van hacia las manos de los niños que los necesitan, en las mejores condiciones, para que sientan que de verdad están recibiendo un regalo. Y ellos no lo saben, pero en sus manos cae un juguete que es más que eso… Es un juguete que ya tiene una vida propia porque ha pasado por las manos de otro niño y por las manos de los que han ido a aportar su granito de arena y dejar su esencia en alguno de estos juguetes. El trabajo se organiza las voluntarias de forma que sea productivo y los niños vean los resultados. Así en una zona se lavan y peinan las muñecas, en otra se ponen pegatinas a los coches o en otro se envuelven. Un trabajo en cadena que los niños realizan con mucha ilusión.

Jóvenes solidarios
Desde Cooperación Internacional se trabaja con jóvenes que quieren realizar voluntariado. “Partimos de nuestro lema “Living for others” para intentar inculcar en los más jóvenes la importancia de centrarse en los demás y dedicar nuestro tiempo a ellos, con los recursos que tenemos, sin necesidad de cambiar el mundo cambiando radicalmente nuestra vida, sino a través de pequeños gestos, sencillas acciones que pueden transformar la sociedad en la que vivimos”, nos explican desde la ONG.
El primer paso para ser voluntario es estar sensibilizado y formado, para ello se trabaja con los centros educativos su Plan de Acción Social. De tal manera que desde 1º de Primaria empiecen a trabajarlo y conozcan, a través de materiales educativos la realidad de las personas sin hogar, los niños hospitalizados, las personas con discapacidad o las situaciones de pobreza y exclusión en la que viven muchos niños de su misma edad. A partir de los 16 años ya pueden comprometerse y ser voluntarios en su en su entorno. Pueden trabajar con infancia y juventud en campamentos urbanos y actividades deportivas encaminadas a favorecer la integración. También se puede atender a mayores con visitas y acompañamiento en sus centros de residencia o domicilios. Otra acción de voluntariado está encaminada a hacer más agradable la estancia en hospitales con visitas periódicas a los enfermos allí ingresados o también iniciativas que favorezcan la integración social de personas con discapacidad. Los jóvenes pueden participar en las campañas de recogida de alimentos para personas en peligro de exclusión social y ofrecer desayunos solidarios para aquellos que están en la calle.
Todos podemos hacer mucho, pero a menudo no se sabe por dónde empezar. No es necesario grandes acciones sino conseguir que comprendan que con un poquito que hagamos cada uno, se puede ayudar mucho. Y nuestros niños ganarán en valores, sensibilización, empatía y aprenderán a apreciar más la suerte que tienen de haber nacido donde han nacido.

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