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Teletrabajo y conciliación familiar, ¿misión imposible?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Por Óscar González

Pero, ¿por qué el teletrabajo? ¿realmente es tan beneficioso?  Podríamos responder estas preguntas señalando solo algunos de sus beneficios y que el lector saque sus propias conclusiones:

  • Muchas personas prefieren la tranquilidad de su casa para trabajar porque realizar las tareas en sus centros de trabajo es causa de distracción, incomodidad e incluso estrés lo que hace que reste su productividad. Y según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el trabajo entre el 50% y el 60% de las jornadas laborales perdidas son por causa de estrés. ¿Cuántas veces has pensado estando en tu trabajo lo bien que estarías en casa haciendo esa misma tarea?

 

  • Trabajar desde casa evita los desplazamientos y que perdamos tiempo en los mismos dedicándolo a otras tareas y actividades de interés. ¿Cuántas veces te has planteado el tiempo que pierdes en ir y venir del trabajo pudiendo evitarlo y dedicarlo a otras tareas?

 

  • Nos permiten poder estar en el hogar y atender al mismo tiempo alguna cuestión personal sin que la productividad se vea afectada. ¿Es posible estar teletrabajando y poder atender al fontanero que ha venido a hacer una reparación?

 

  • El teletrabajo facilita la conciliación familiar. Ese tiempo que no pierdes en el desplazamiento a tu trabajo, ¿lo puedes aprovechar para llevar y recoger a tus hijos al colegio?

 

Estos son solo algunos de los beneficios del teletrabajo relacionados con la conciliación familiar. Estoy convencido de que hay muchos más… Y no, no es una misión imposible teletrabajar y conciliar nuestra vida familiar. Más bien nos facilita esta conciliación. Ahora bien, entraremos en detalle en los siguientes apartados sobre cómo hemos de llevar a cabo este trabajo y qué ocurre cuando tenemos hijos (sobre todo si estos son pequeños o están en casa en periodos de vacaciones escolares).

Según una encuesta realizada por Wave Application, una startup española destaca que los españoles manifiestan que lo que más valorarían es la posibilidad de tener horarios flexibles (76%), teletrabajar cuando lo necesiten (60%) y trabajar por objetivos frente el trabajo presencial (50%). Como vemos uno de los aspectos que más se valoramos es el tiempo.  Y eso es justo lo que reclamamos las madres y los padres de hoy, tiempo para poder dedicarlo a nuestros hijos e hijas. Porque este no disponer del tiempo suficiente para dedicarlo al cuidado y educación de nuestros hijos nos lleva a vivir en un sentimiento de culpa permanente. Veamos lo que dice una madre al respecto:

“En ocasiones caigo en la cuenta de que soy egoísta porque antepongo mis necesidades a las de mis hijos. Pero a veces solo quiero tener mi espacio y mi tiempo, y mis hijos son muy exigentes. Sin embargo, después me siento culpable hasta por haberlo pensado”.

 

Para poder eliminar este sentimiento de culpa debemos empezar por aceptar que no somos madres y padres perfectos, y que no podemos llegar a todo. Ni superpapás ni supermamás, seres humanos que nos equivocamos y que no podemos tener todo bajo nuestro control. Estas 4 claves te ayudarán a eliminar este sentimiento de culpa:

 

  • No hay tiempo para todo. Por tanto, aprende a establecer un orden de prioridades. Lo sé, es algo muy básico pero casi todos empezamos a fallar por ahí y prestar la atención suficiente a esta clave.
  • Céntrate en lo que sí que haces con tu hijo y no pongas el foco en lo que dejas de hacer con él.
  • Cuando dediques tiempo a tus hijos, que éste sea de calidad. No se trata de compartir habitación o estancia en la casa sino de estar presentes al 100% con ellos (jugar, realizar actividades juntos, contarles un cuento, etc.)
  • Somos nosotros los que debemos adaptarnos al horario del niño y no al revés.
  • No intentes suplir el sentimiento de culpa con todo tipo de regalos pues es un error.

 

Teletrabajo con niños en casa

Ahora bien, se nos puede presentar un escenario distinto: que nuestros hijos no vayan al colegio porque están enfermos, están en periodo de vacaciones escolares pero nosotros tenemos que seguir trabajando o una situación extrema como la que se ha dado por la epidemia del COVID-19. ¿Qué hacemos entonces?

 

  1. Disciplina fundamental.

Uno de los grandes retos cuando teletrabajamos es el de manejar nuestro tiempo y las distracciones. Ahora bien, que nosotros estemos en casa trabajando es una gran atracción para nuestros hijos. Por eso es necesario marcar unas pautas y establecer unas normas en la familia. Explicarles muy bien que durante la jornada laboral de los padres necesitamos concentración y evitar las interrupciones. Esto en niños pequeños es complicado de conseguir porque no lo acaban de entender. Una manera de conseguirlo es establecer un horario y rutinas similares a los que siguen en el colegio (no el mismo ya que no vamos a sustituir jamás el papel del cole en ese sentido) y plantear actividades y tareas alternativas a las que realiza en el cole. No se trata de sentar al niño a hacer fichas, lectura y que ocupe todo el tiempo con tareas escolares, se pueden hacer otras actividades más motivadoras que normalmente no realiza.

También es necesario establecer espacios y tiempos para que dediquemos momentos de calidad en familia: decorar alguna zona de la casa, alguna receta de cocina, etc.

 

  1. Actividad física

Como hemos destacado en el apartado anterior, es bueno realizar descansos a lo largo de la jornada. Un momento ideal para realizar estiramientos que nos eviten dolores de espalda. También en esos momentos de descanso podemos aprovechar para fomentar la actividad física en los niños introduciendo a los niños a través de algún vídeo con ejercicios adaptados a su edad: Yoga para niños o gimnasia infantil o ideas para crear circuitos en el pasillo, etc.

La práctica deportiva reduce la ansiedad, mejora el humor, la calidad del sueño y disminuye el sobrepeso. Esta es otra de las actividades que podemos hacer con nuestros hijos en casa adaptando los ejercicios al espacio y materiales de los que disponemos.

 

  1. Gestionar el tiempo

Todos los momentos del día no son siempre productivos. Por este motivo, hemos de buscar el momento ideal para realizar las tareas que requieran de una especial concentración por nuestra parte cuando nuestros hijos están más relajados (incluso durmiendo) y demanden menos atención. Esto será posible siempre y cuando las tareas no requieran de una disponibilidad inmediata.

 

  1. Organizar actividades divertidas cuando finalicen sus tareas

Cuando nuestro hijo finalice las tareas propuestas en el horario que hemos establecido, podemos plantear actividades divertidas para que se entretengan. No se trata de aparcar a nuestro hijos delante de la televisión y la tablet  ya que debemos limitar el tiempo de exposición a las pantallas pero pueden ser un aliado para ayudar a nuestros hijos a diversificar actividades durante días.  Por este motivo recomiendo otras actividades como: pintar o realizar manualidades siguiendo vídeos online,  jugar con sus juegos o juguetes, jugar con los hermanos (si tiene) a juegos de mesa, etc.

Si nos decantamos por la tecnología respetando el tiempo de conexión recomiendo: juegos educativos, vídeos educativos, coreografías o bailes, etc.

Es el momento ideal parta llevar a cabo el juego libre. El mismo potencia habilidades como la creatividad, el autocontrol, la flexibilidad mental y la autonomía. No siempre podemos ni debemos estar dirigiendo el juego de nuestros hijos.

 

Para que todo esto sea una realidad y no quede en papel mojado debemos seguir algunas pautas que nos ayudarán:

  • Hablar con nuestros hijos y explicarles que estamos en casa pero trabajando. De este modo evitaremos las interrupciones y que constantemente reclamen nuestra atención.
  • Separar espacios en el hogar: los de trabajo y los de la realización de otras actividades.
  • Fijar horarios pero teniendo en cuenta que hemos de ser más flexibles en los objetivos que nos marcamos.
  • Mantener una actitud positiva y dar ejemplo. No podemos controlar cómo se comportan nuestros hijos y lo que hacen en este tipo de situaciones pero sí podemos controlar nuestra reacción ante lo que estos hacen.
  • Hacer un uso responsable de la tecnología teniendo en cuenta el tiempo de exposición a las pantallas según la edad del niño. También podemos añadir un tiempo de pantallas compartido.
  • También pueden y deben aburrirse. Habrá momentos en los que se quejarán porque están aburridos, no hay problema. Como he indicado anteriormente no podemos estar continuamente dirigiendo el juego de nuestros hijos ya que somos padres no animadores socioculturales de nuestros hijos.

En cuanto al uso de pantallas destaco las recomendaciones de María Zabala:

1.- Planifica por bloques de uso

Más que por horas –porque puede que tengas que ir cambiando en función de tus propias responsabilidades-, por momentos. Por ejemplo:

  • 1 bloque largo por la mañana
  • 2 bloques cortos por la tarde
  • O al revés o combinados si es lo que necesitas para poder cubrir tus propias tareas.

Sí, las recomendaciones de expertos nos dicen que hasta los 2 años cero pantallas salvo comunicación, hasta los 5 no más de 2 horas, desde los 6 años equilibrio y normas. Cumplirlo es recomendable pero no siempre posible y, en todo caso, de lo que se trata –también dicen los expertos- es de tiempo, pero sobre todo de calidad e intención del contenido y de compañía del adulto. Que las pantallas no sustituyan al resto de la vida infantil, sino que la complementen de manera progresiva y razonada.

  1. Piensa en una diferencia de uso para cada bloque.

Por ejemplo:

  • 1 bloque de ocio pasivo(ver videos, ver dibujos, ver la tele, mirar sin más);
  • 1 bloque de pantallasque sustituyan la que sería actividad normal: algo de movimiento, algo de aprender, algo de juego, algo de conocer cosas nuevas, algo de comunicarse con familia o amigos;
  • 1 bloque de juego creativo:algo de dibujo, música, manualidades…

3.- Prepara con tus hijos un mapa de esos bloques:

Una cartulina coloreada, un cartel con fotos, lo que sea. Y colócalo en un lugar común de la casa.

 

 

 

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