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Xosé Manuel Domínguez: “El reto es convertir ser padres en un viaje de aprendizaje”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Actualmente Xosé Manuel Domínguez, dirige el Instituto de Familia de Ourense y el Centro de Acompañamiento Familiar de la misma ciudad. Autor de más de cincuenta libros, imparte cursos y conferencias por España y Latinoamérica para profesores y familias.

 

Por Eva R. Soler

Actualmente Xosé Manuel Domínguez, dirige el Instituto de Familia de Ourense y el Centro de Acompañamiento Familiar de la misma ciudad. Autor de más de cincuenta libros, imparte cursos y conferencias por España y Latinoamérica para profesores y familias. En una de estas conferencias impartida en la sede de la Fundación Botín de Madrid, dentro del ciclo “La Educación que queremos”, propone plantearse el reto de ser padre y madre como un viaje de crecimiento en el que tanto los padres como los hijos van aprendiendo por el camino. Antes de la charla, Domínguez, responde a unas preguntas para Padres y Colegios.

¿Cómo se afronta el reto de ser padre o madre 24 horas al día, 7 días a la semana?

Hay manuales que te dicen cómo educar niños, pero ninguno dice cómo educar al nuestro en concreto. El reto está en convertir el ser padre o madre en un viaje de aprendizaje, ese camino debe ser un proceso de acompañamiento de nuestro hijo, en el cual él crezca, pero nosotros también. Como en todo viaje, no pueden faltar: una maleta (llena de recursos como el asombro, el diálogo, la capacidad para enfrentarse a los problemas y asumir frustraciones y, muy importante, el sentido del humor); el clima (el clima emocional: hay que revisar cómo nos sentimos con nuestros hijos y hablarles en clave positiva); el medio de transporte (“lo que le entrego a mis hijos como medio de transporte soy yo mismo: lo que les digo, lo que hago y lo que soy”), el mapa con tres indicaciones: los valores, las normas y los símbolos; y la dirección: “en todo viaje necesitamos un para qué y un sentido. Procede de la ética o de la religión, pero no como discurso, sino como experiencias: disfrutar de la naturaleza, cuidar de los abuelos, vivir juntos la experiencia de la Semana Santa… Y hablar con ellos sobre estas experiencias o las suyas propias: dedicar mucho tiempo a escucharles: menos consejos y más escucha. Pregúntales mucho, para que ellos cuenten lo que quieran y sientan en ti a alguien que está a su lado para hacer ese trayecto que es el viaje de su vida.

¿Qué modelos de referencia se pueden tomar, hoy en día, como buenos ejemplos de paternidad o maternidad?

Hay dos posibilidades. La primera consiste en tomar conciencia de las personas que a mí me han dejado huella, que ha podido ser mi padre, mi abuelo, mi tío… ¿Bajo qué miradas me he sentido querido, apreciado, impulsado o apoyado? A cualquiera de esas personas, que no siempre tiene por qué ser nuestro padre o nuestra madre, puedo tomar como modelo. Otra posibilidad es observar a padres y madres de nuestro entorno más cercano. Es bueno contrastar con ellos nuestras experiencias y nuestros problemas. De esta forma, uno descubre cómo puede, a su vez, ser modelo para sus hijos. La clave está en recordar cuáles han sido para cada uno de nosotros las personas que más nos han impactado en este sentido.

¿Cómo lidiar con el sentimiento de culpa que muchas veces se siente al conciliar?

Ese sentimiento de culpa siempre es malsano. Tranquilidad: he de procurar que el tiempo que tenga con mis hijos sea de máxima experiencia; pero la culpabilidad, si me lleva a revisar mi vida y a sacar más tiempo con ellos, bien. Pero si me lleva a mortificarme, a rumiar qué mal estoy, qué mal lo estoy haciendo; lo haré peor, porque o sobreprotegeré, o me desentenderé, o estaré muy tenso o muy tensa porque quiero ser el padre o la madre perfectos y eso no existe. Es más, uno empieza a saber ser padre en el momento en el que es abuelo. Hasta entonces, es como un viaje desconocido en una carabela. Hay que ir con sentimiento de aventura y, poco a poco, vas descubriendo qué pasa.

Cuando un padre se siente desbordado, ¿qué debe hacer?

Si me tengo que enfrentar a algo que no puedo evitar (por ejemplo, no puedo evitar tener un hijo adolescente) lo mejor es tomar distancia física, hacer ejercicios de relajación, buscar momentos para mí. Es fundamental el autocuidado: los padres, aunque tengan poco tiempo, tienen que dedicar espacio a su cuidado personal. Y otra cosa fundamental: tener encuentros con otros padres, asistir a escuelas de padres, cursos, lecturas. No te van a dar la clave de la educación de tus hijos, pero sí sirven para contrastar ideas. Así, en vez de interpretar los estados de ira de tu hijo adolescente como un ataque personal contra ti, puedes verlos como una señal que te indica que, a lo mejor, lo que quiere decirte en realidad es que quiere ser querido, acompañado; que le gustaría estar más tiempo contigo, que tiene muchas tensiones en su vida. A veces, los adolescentes se expresan a través de la agresividad porque todavía no han encontrado la forma adecuada de expresar lo que les pasa.

¿Es la adolescencia la etapa más difícil en la educación de un hijo?

Todas las etapas son difíciles pero la adolescencia, junto al nacimiento, es de las que más nos alteran porque, de repente, ocurre lo inesperado. No sólo es la crisis del hijo, es también la crisis de los padres. Los momentos de crisis hay que tomarlos con alegría porque significan momentos de revisión y de crecimiento. Los hijos están creciendo y los padres tienen que cambiar su forma de ser padres y eso es un reto.

¿Hasta qué punto es importante mantener una buena relación con el profesor/tutor de nuestros hijos?

Es fundamental tener una relación fluida hasta lo máximo que ellos puedan. En las tutorías, para contrastar, para ayudarse mutuamente a acompañar a ese niño, sin juzgar, pero viendo ese apoyo mutuo. También para agradecer al profesor lo que él hace y que el tutor contraste con los padres lo que ve en el hijo. Es muy enriquecedor y es fundamental que formen equipo.

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