Autor: ANNUNZIATA PONCE. MURCIA
Hola, tengo un problema con mi hijo de 15 años, no quiere estudiar y su actitud para con el instituto, profesores, compañeros, es bastante agresiva y muy pasota. Estoy desesperada y no se que hacer, podrían darme el teléfono de algún centro dónde puedan ayudarme.
Con los escasos datos que nos envías en tu e-mail es difícil darte alguna orientación. Algunos de los comportamientos que describes pueden ser simplemente resultado de la etapa adolescente por la que tu hijo está atravesando (rebeldía, pasotismo…). No obstante, su agresividad hacia profesores y compañeros si debe ser tomada en serio y en ningún caso debe justificarse.
Para poder orientarte adecuadamente necesitaríamos conocer desde cuándo y con qué frecuencia y gravedad se manifiestan estos comportamientos, si se han producido cambios importantes en su entorno familiar o escolar que pudieran justificar su conducta, cómo son sus amigos, cómo es su entorno familiar, cuáles son las normas de disciplina en su casa, etc. ya que la agresividad es a menudo una reacción frente a situaciones conflictivas.
Lo más inmediato es que hables en primer lugar con su tutor y asimismo con el departamento psicopedagógico o con el orientador de su centro escolar que seguramente conocen bien a tu hijo y pueden ayudarte y orientarte para abordar estos problemas.
Asimismo, es importante que en casa tomes su comportamiento agresivo en serio y procures cortar estos comportamientos lo antes posible: dialoga con tu hijo y hazle ver que hay otras formas de resolver los conflictos, aprovecha cada oportunidad que se presente para mostrarle cómo hacerlo. También es importante que te esfuerces por ser un buen modelo para él enseñándole a resolver los problemas que con él te surjan de forma no violenta, sin gritos, negociando y dialogando. Háblale en positivo, elogia cualquier esfuerzo por controlarse y comportarse de manera no hostil que observes, en lugar de decirle «no» a todo, ofrécele alternativas.
Procura no calificarle o «etiquetarle» como agresivo. Si a menudo utilizas frases del tipo eres «un desastre, siempre estás pegando…» procura evitarlas: debes corregir su comportamiento hablándole de hechos y consecuencias, de lo que «ha hecho» en lugar de criticando «cómo es» y dale un voto de confianza recalcando la idea de que él es capaz de controlarse. Cuando en casa pierda el control y se muestre agresivo, no respondas de la misma manera. Lo mejor es aislarle, por ejemplo enviarle a su cuarto hasta que se le pase, y si con su conducta ha hecho daño a otras personas, que luego haga algo para reparar ese daño.