Autor: padresycolegios.com
Tengo una niña de 16 años completamente desordenada. Es agresiva con sus hermanitos sólo porque ellos no le tapan las locuras que comete; es grosera y sólo está pendiente de los amigos. Quisiera dejarla un tiempo interna para que aprenda a valorar todo lo que tiene. La queremos, pero no la soportamos más. Está creando un ambiente muy pesado en la casa y queremos que aprecie a toda su familia y se una, en lugar de alejarse con malas amistades.
CARMEN. BOGOTÁ (COLOMBIA)
Carmen, al leer tu consulta, muchos serán los padres que se identificarán con tu situación. Y es que, valorando lo estupendo y enriquecedor que es el periodo que nos toca vivir, a nadie se le escapa que algo está fallando… Muchos adolescentes se encuentran en un estado de inseguridad permanente que les lleva a reaccionar de formas aparentemente patológicas, pero que no responden a un problema clínico, sino más bien al vacío existencial en el que se desenvuelven.
No se trata de justificar los comportamientos de tu hija pero sí de comprenderlos; es muy probable que se encuentre en esa común situación de desamparo propiciada por la inestabilidad emocional de la edad y por la falta de referencias valiosas que le muevan a esforzarse por algo, por algo que valga la pena.
No podemos esperar que los adolescentes, llenos de fuerza vital, se conformen con una inerte cotidianidad de puro bienestar… Tanta capacidad de amar, de pensar y de albergar esperanza, no puede estar al servicio de sobredosis de placer y búsquedas compulsivas de diversión.
Tu hija posiblemente esté buscando, en esas locuras que comentas, la fascinación que no le dan unas circunstancias que le constriñe y ahogan. En su agresividad, no veo otra cosa que frustración; no pretende nada, sencillamente se siente mal ante una vida sin sentido, y la solución de un internado no me parece que le vaya a beneficiar. No me parece que sea un simple problema de carácter o de malos hábitos adquiridos por el descontrol de la adolescencia, sino que es resultado de la situación de vacío que manifiesta.
Lo que yo haría en tu lugar es comprenderla –que no quiere decir justificar sus malas acciones, sino aceptar la situación y aprender todos de esto. Ahora lo mejor es que permanezcáis a su lado y os apoyéis en alguna persona que pueda ayudarle a caer en la cuenta de su frustración existencial. Desde que sea conciente, ella misma saldrá airosa de forma sorprendente para todos: ahora lo que necesita es comprensión y comprender, y un internado no manifiesta lo uno, ni parece que lleve a lo otro.
En conclusión, buscar un buen asesor personal, os recomiendo un logoterapeuta o asesor espiritual. También os animo a que alimentéis vuestras relaciones interpersonales basadas en el perdón y el amor incondicional, que está por encima de todo resentimiento. Eso sólo es posible cuando sustentáis vuestra comunicación familiar en valores trascendentes. Para ello, vosotros también debéis abriros y estar receptivos a esa trascendencia… La situación que ahora vivís no es “un castigo de la vida”, sino “un mensaje con sentido” al que debéis responder: “sí, quiero”. Esta aceptación, este salir al encuentro, os situará en una mejor perspectiva para afrontar la situación y libraros del veneno que imposibilita ahora la relación con vuestra hija. Adelante, habéis dado el paso más difícil al reconoceros necesitados de ayuda, ahora debéis seguir por el camino de la comunicación y la esperanza.
LUIS MANUEL MARTÍNEZ
DOCTOR EN PEDAGOGÍA