Hola! Soy la madre de un niño que este año ha cumplido 5 años. Es el típico niño grandote, bruto y fortachón que le saca una cabeza a casi todos sus compañeros. El don de la palabra no le ha acompañado demasiado hasta ahora, que ha empezado a soltarse más (no es que no haya hablado anteriormente, sí lo ha hecho desde los dos años, pero no con soltura). El problema fundamental lo presenta en el colegio, donde cursa 2º de Infantil, y me comentan que es muy agresivo, muy pegón con sus compañeros y que tolera muy mal los castigos.
Tengo que decir que su profesora ha sido durante todo el curso muy estricta con él y no ha habido día que no haya estado castigado. Ante esta situación, nos sugirieron consultar con especialistas por si pudiera presentar TDAH con agresividad, o alguna otra patología, descartando además problemas físicos. No exagero si os digo que llevaré como 50 consultas médicas con el niño en lo que va de curso entre: neurólogos, psicopedagogos, psiquiatras, pediatras… Le hicieron el electroencefalograma, todo bien, y un informe donde se desprende que está con una frustración tremenda, le falla la comunicación verbal (de ahí también que le hayan intervenido y quitado el frenillo lingual) y que todo ello le lleva a unas rabietas enormes. Necesito unas pautas de cómo actuar tanto en casa como en el colegio… pero en el centro dicen que no pueden hacerse con él, que sigue pegando a los compañeros y ahora hasta a las profesoras. Dicen que tiene que presentar algún trastorno, por más que los especialistas nos dicen que no. La medida adoptada ha sido que el niño no vaya a clase durante unos días y a ver si se serena. Pensamos que no es acertado y, realmente, ya no sabemos qué hacer. Por daros más datos, su relación con todos sus hermanos es buena. Es un niño que se concentra bien jugando, por ejemplo, con animales, clicks de playmobil, viendo una peli…
INDIRA
Basándome en los datos que nos das, intentaré darte algunas sugerencias, aunque para que éstas fueran más acertadas me hubiera resultado muy útil conocer qué pruebas ha pasado con los diversos especialistas. Parece que el comportamiento de tu hijo es bastante distinto en casa y en el colegio. En casa es sensible con sus hermanos y es capaz de centrarse, lo que en principio llevaría a descartar que pueda tener un TDAH, ya que para poder hablar de este trastorno las manifestaciones tienen que aparecer en todos los entornos en los que se mueve el niño. Sí parece que tu hijo tiene cierta dificultad para controlar su impulsividad y baja tolerancia a la frustración. Un ambiente con rutinas, organizado y motivador podría ayudarle a mejorar su autocontrol. Además, este tipo de niños –de hecho, casi todos los niños– responden muy mal ante los castigos y precisan que se utilicen con ellos otras alternativas para corregir su comportamiento.
En este sentido, tanto en casa como en el colegio, habría que procurar utilizar menos los castigos y más el refuerzo positivo. Tanto los padres como sus profesoras deberíais buscar situaciones concretas en las que responda o se porte bien y premiárselo elogiándole y mostrando alegría. Si tu hijo se da cuenta de que consigue atención por conductas buenas, es muy posible que cambie su forma de actuar. Deberéis elogiar aquellas conductas que queréis que se den con más frecuencia y, al hacerlo, elogiar las conductas concretas: “estoy muy contenta porque has levantado la mano para hablar”, en lugar de utilizar frases generales como “estoy contenta porque has sido bueno”. De esta forma el niño aprende qué conductas concretas se esperan de él. También podéis usar como refuerzo pequeños privilegios (como un rato más de recreo) o pequeños premios (pegatinas…). Podéis llegar a un acuerdo con su profesora para que cuando haga algo bien en clase lo apunte en la agenda para que le felicitéis en casa y al revés.
Para controlar su agresividad, lo mejor sería que, cuando se produzca una conducta como insultar, pegar…, en lugar de regañarle, aislarle en un lugar aburrido durante un periodo corto de tiempo (no más de 5 minutos). Si el niño rehusa irse a ese sitio, chilla o protesta, lo que hay que hacer es evitar la confrontación delante del resto de la clase, mantenerse firme y volver a contar el tiempo desde el principio. Una vez finalizado el tiempo, se invitará al niño a que vuelva a la actividad que estaba haciendo, y ya calmado, podríamos hablar con él sobre cómo cree que se siente el compañero al que ha pegado. Finalmente, es importante que lleguéis a un acuerdo con su profesora sobre algún objetivo a trabajar cada mes. Si pretendéis ‘atacar’ todas sus conductas problemáticas a la vez, seguramente fracasaréis. Resumiendo, elogiar mucho, ignorar las conductas negativas menores, sólo castigar ante conductas muy graves y dedicarle tiempo y atención positiva.
TERESA ARTOLA GONZÁLEZ
Doctora en Psicología
Máster en Asesoramiento Educativo