Me preocupa mi hija, que tiene 2 años, y aprende 3 idiomas a la vez. Mi marido es belga y habla con ella en francés. Yo soy española, y hablo en español y en la guardería han empezado con el inglés.
¿Llegará a hablar bien algún idioma? ¿Cómo afecta al bilingüismo a las relaciones con otros compañeros? ¿Qué colegios hay en España y, especialmente en Asturias? ¿Cualquiera de los progenitores puede hablarle en cualquiera de los 3 idiomas? Mi marido sabe lenguas africanas, ¿sería peligroso que lo aprendiera ahora? Muchas Gracias
Hay que distinguir entre aprendizaje y adquisición de la lengua. En el caso que planteas, tu hija está adquiriendo francés y español, pero aprende el inglés. Entendemos por aprendizaje la situación en la que se activan estrategias concretas que nos llevan a secuenciar los conocimientos, memorizarlos, etcétera. La adquisición es lo que hacemos todos cuando aprendemos una lengua materna. Lo más probable es que las lenguas que tu hija adquiera de forma más natural, con mayor tiempo de exposición (la de tu marido y la tuya) sean las que predominen para siempre. Si cada uno le habláis en vuestras lenguas respectivas, adquirirá las dos sin apenas esfuerzo. Son, por así decirlo, dos lenguas maternas.
Si sigue viviendo en España, tu hija será bilingüe en francés, casi con toda probabilidad, pero con un predominio del español sobre el francés. Ten en cuenta que el bilingüismo, llamémosle perfecto y equilibrado entre dos lenguas, es prácticamente imposible y se maneja más bien como un concepto teórico. A nivel científico estamos de acuerdo en que siempre hay una lengua que predomina sobre la otra, aunque a veces la diferencia sea difícil de apreciar a simple vista. Es una mera cuestión de horas de exposición a entornos de comunicación reales en una y otra lengua.
En cuanto a la relación con terceras lenguas, tu hija tendrá que hacer el mismo esfuerzo que cualquier otro niño para aprenderlas, salvo lo que pueda deducir de similitudes entre el francés y el inglés, por ejemplo. En este sentido, ser bilingüe no afecta nada a la relación con sus compañeros, ni tiene incidencia en ningún otro aspecto educativo. Como ventajas, hay que señalar que la persona bilingüe tiene a su favor una mayor propensión al pensamiento creativo, ya que está acostumbrado a encontrar y a buscar soluciones en situaciones de comunicación en dos registros distintos y, por tanto, goza de mayor facilidad para redefinir problemas. A nivel emocional, el bilingüe es capaz de expresarse de forma diferente según la lengua que hable, por lo tanto, será dintinta su expresión de las emociones en francés que en español, pero eso es totalmente normal.
En lo que concierne a su capacidad auditiva, su cerebro se ha acostumbrado a discriminar más fonemas (sonidos de distintas frecuencias) que el resto de los niños, con la ventaja que supone para estudiar idiomas que contengan también esos sonidos. El niño bilingüe no es ni más ni menos inteligente que los demás niños, aunque probablemente su inteligencia lingüística, lógicamente, la tenga más desarrollada
El aprendizaje de lenguas no es peligroso en absoluto, al menos si se hace por una verdadera necesidad. Como cualquier otro tema educativo, exagerar es malo. A este respecto, hay que tener en cuenta dos cosas, primero, la utilidad real para el niño, que solo las usará en contextos muy concretos, y la cantidad de exposición a la lengua a la que se le someta. Las lenguas son vehículos naturales de la comunicación y si no hay verdadera necesidad de ella, el aprendizaje se ralentiza o desaparece; por tanto, hay que plantearse no tanto la cantidad de lenguas que uno pueda conocer sino las necesidades de comunicación que uno tiene y a las que hay que buscar una respuesta adecuada.
Por último, quisiera recomendarte la lectura de un libro magnífico que te puede ayudar a reflexionar sobre vuestra situación familiar y lingüística: “Crecer con dos idiomas” de Una Cunningham-Andersson y Staffan Andersson, publicado en Paidós.