Hola. Tenemos tres hijos todos en edad escolar. El mediano padece déficit de atención y eso nos supone volcarnos más en él educativamente. A la hora de afrontar las tareas escolares, los otros dos, dentro de su edad, son más autónomos y tienen buenos hábitos. Sin embargo, en ocasiones nos preguntamos, mi marido y yo, si no les descuidamos por atender más en nuestro hijo que requiere más ayuda. Nuestro caso es muy concreto, pero estamos seguros que muchos padres, por las más variadas causas como enfermedades u otros trastornos, se encuentran en nuestra misma situación de que uno de sus hijos necesita más tiempo de sus padres, y la dificultad de encontrar ese equilibrio porque todos nuestros hijos se merecen nuestra máxima atención, aunque lleguemos a pensar que a veces no la necesitan. Muchas gracias por su ayuda.
Leire (madrid)
Estimado padre:
En cuanto a la preocupación que planteáis, me hago cargo y os comprendo muy bien: vivir con un hijo con un déficit de atención supone un plus de tiempo y mucha implicación por vuestra parte, porque tenéis que estar pendientes de acompañarle y de ayudarle.
El hecho de que queráis encontrar el equilibrio para atender a los tres hijos, es clave y parte de la solución. Lo positivo de vuestra situación, según comentáis, es que los otros dos hermanos son más autónomos y responsables. De ahí que podáis aprovecharlo para reforzar la buena conducta haciéndoles partícipes a su nivel de vuestra “preocupación”; ellos pueden entender que su hermano necesita mayor dedicación.
Convendría que pensarais cómo adecuar el principio de igualdad de atención en el tiempo por el de calidad en la dedicación, bajo el prisma de un principio de equidad: a cada uno se le atiende según sus necesidades y circunstancias.
Os animaría a repartir las tareas entre ambos, alternando la atención a cada uno de los hijos; a planificar muy bien los tiempos indelegables para cada uno, aprovechando todas las oportunidades; por ejemplo, cuando uno de vosotros le acompañe a una actividad deportiva los sábados; o le recoja del colegio y le invite a merendar para que le cuente sus inquietudes y preocupaciones. Es importante que sientan que os a apoyáis en ellos a través de pequeños encargos; esto hará que se sientan implicados. Tenemos que atender y dedicarle tiempo a cada hijo, aunque las circunstancias nos hagan que sea una dedicación según las necesidades de cada uno. No es cuestión de dividir el tiempo por el número de hijos que tenemos. Y, además, hacerles partícipes de la familia con encargos y pequeñas responsabilidades.
Por último, los fines de semana ofrecen para todos también muchas posibilidades de organizar planes familiares, excursiones, juegos en común donde todos pueden participar y pasarlo bien juntos. Un tiempo que, no olvidemos, también es tiempo educativo.
Mª LUISA BARCEló
Pedagoga y Logopeda.