Lo mejor que tienen las encuestas
para quienes las hacen es que hay
que repetirlas cada cierto tiempo
para comprobar si los datos de la
última vez concuerdan…
Autor: padresycolegios.com
Una de esas verdades imposibles de demostrar pero completamente cierta es la que dice que las encuestas siempre refuerzan la opinión de quien las encarga y que esa tendencia aumenta cuanto más conflictivo sea el asunto encuestado. Las encuestas que encargan los partidos políticos siempre les dan mejores resultados que a sus oponentes. Si hay que demostrar que la violencia aumenta en la escuela, en la familia, en la sociedad o donde sea, siempre hay una estadística que justifica esa afirmación y si hay que convencer de que, a pesar de las apariencias, las cosas van mejor que antes y la violencia,"de hecho" está disminuyendo, aunque, a primera vista no lo parezca, siempre habrá una estadística para decir que si antes era el 30%, ahora sólo es ya el 27% de los hogares, de los colegios, de las empresas, en los que un violento sigue actuando.
Lo mejor que tienen las encuestas para quienes las hacen es que hay que repetirlas cada cierto tiempo, para comprobar si los datos de la última vez concuerdan con la situación actual, si se confirman o si la situación mejora o empeora y habría que encargar otra encuesta para confirmar o desmentir la tendencia a la mejoría o empeoramiento de que se trate, y sin embargo son un instrumento bastante útil, sobre todo para precisar la primera impresión de un asunto del que se desconoce su magnitud.
¿Cuántos balones de fútbol hay en el parque, a la vista de los balonazos que recibo mientras intento leer el periódico pacíficamente? Como es imposible saberlo con certeza, consuela mucho el dato estadístico de que uno de cada tres niños tiene un balón, o lo va a tener de aquí a Reyes, aunque sepas que dos de tus hijos ya lo tienen y que la mayoría de los balonazos que recibes proceden de ellos, porque así puedes sentir que estás por encima de la media en la posibilidad de recibir balonazos, y que no crecerá mucho más esa tendencia, mientras que tu vecino, que se vaya preparando para lo que se le avecina, ahora que también su hijo pequeño le ha pedido un balón a los Reyes.
A nadie se le ha ocurrido todavía encuestar la incidencia de los balones en el aumento de la violencia, porque todavía sigue siendo mucho más fácil ponerse a hablar con los hijos tranquilamente acerca del aumento de los balonazos y percibir que lo que quieren es jugar en el parque con su papá, en vez de que se ponga a leer el periódico en ese banco que está, además, en medio de todas las trayectorias posibles de la pelota.