Autor: padresycolegios.com
¿ Cuál es la postura a tomar por parte del colegio ante la creciente moda de pegar varios niños a un compañero (normalmente el más débil por distintas razones ) mientras los demás miran, incluso se ríen, no hacen nada por ayudar o lo graban con el dichoso móvil ? Soy miembro del Consejo Escolar y del AMPA del colegio de mis hijos y he escuchado por parte de algunos profesores : «es que juegan a eso de las collejas en el recreo, qué vamos a hacer» o «estamos demasiado sensibles con esto de la violencia». Yo creo que es intolerable en un colegio, en un aula, que un alumno pegue incluso sólo una colleja a otro aunque sea de broma, como suelen responder. Creo que si se tolera esta humillación después se sube un escalón más y luego otro.
MAITE DE JUAN. ARANJUEZ
En tu e-mail haces referencia al fenómeno denominado bullying o acoso entre escolares, consistente en un maltrato reiterado provocado por un individuo (el agresor), apoyado generalmente por un grupo de compañeros, hacia una víctima. Este fenómeno de agresividad injustificada puede implicar diverso tipo de conductas: amenazas, agresiones físicas, intimidaciones, marginación, insultos, burlas, etc. En esta situación de maltrato desempeñan un papel importante los espectadores de la agresión, los compañeros que observan los hechos y no los denuncian.
El maltrato entre iguales no es una nueva moda en la sociedad actual, sino que existe desde siempre; lo que ocurre es que es un fenómeno que empieza a preocupar en mayor medida ahora, al darse a conocer diversos casos conmovedores a través de los medios de comunicación. Esta mayor sensibilidad social es beneficiosa; levantar el velo que cubría este fenómeno y romper la conspiración de silencio en torno a la violencia entre escolares está contribuyendo a la promoción de medidas para luchar contra ella y prevenirla.
El centro escolar es un lugar privilegiado para la formación contra la violencia. Desde la escuela podemos adoptar medidas para mejorar la convivencia y prevenir la violencia, enseñar habilidades que permitan resolver los conflictos pacíficamente, educar en valores como la solidaridad y el respeto… Todo ello en colaboración mutua con la familia y la comunidad social.
La prevención de la violencia desde la escuela conlleva enseñar a rechazar, denunciar y condenar todas las manifestaciones o actos violentos. Los agresores deben saber que existe una clara oposición a las acciones violentas, amenazas, burlas, collejas, agresiones que quieran realizar; las víctimas del maltrato u hostigamiento deben sentir que en su medio escolar se les apoya; y los observadores de la agresión tienen que tomar conciencia de la importancia de su papel en el cese de la agresión, actuando en apoyo del compañero tratado injustamente, mostrando su disconformidad con los actos agresivos y, en ningún caso, reforzando la conducta de los agresores con risas o grabaciones con el teléfono móvil. La forma adecuada de proceder cuando somos testigos de un acto violento es incompatible con la conducta de mirar hacia otro lado; y esta postura debe ser adoptada tanto por los alumnos del centro como por los profesores y la familia.
Los padres deben confiar en que, cuando se produce la violencia entre escolares, la escuela abordará el problema satisfactoriamente. Para que la intervención escolar sea adecuada es necesario mejorar la formación del profesorado en esta problemática. En la prevención y resolución de situaciones violentas, la responsabilidad recae en toda la comunidad educativa.
CAROLINA MARTÍN.
LICENCIADA EN PSICOLOGÍA Y PEDAGOGÍA.