Tenemos tres hijos, el primero de 14 es un niños super responsable, de notas brillantes. La segunda niña de 13 años es muy inteligente, se organiza fenomenal; pero vive con el aprobadillo justo.
Incluso se está viniendo abajo y me está empezando a decir que necesita ayuda para matemáticas. El tercero de 12 años es trabajador, inquieto y le cuesta. Tiene una base flojita, nos tiene preocupados. Lo vemos en 1º de ESO poco maduro, sin capacidad de organización, no sabemos como decirle como debería planificarse, hacer el trabajo. Nos da pena el verlo que quiere y no puede. Por favor, ¿nos podrían aconsejar como debemos actuar?, Muchas gracias.
ADELA VICTORIA MANZANARES
En primer lugar ten en cuenta que cada hijo es diferente: todos ellos tienen cualidades y limitaciones y debemos intentar centrarnos en sus puntos fuertes para apoyarnos en ellos. En este sentido, nos dices que tu hijo de 12 años es trabajador. Intenta apoyarte en esta cualidad para ayudarle. Así mismo intenta no hacer comparaciones entre los hermanos.
Con frecuencia, sin darnos cuenta, tendemos a “etiquetar” a nuestros hijos: éste es “el listo”, el otro, “el egoísta”; el segundo, “el desobediente”… el problema está en que los hijos acaban respondiendo de acuerdo con lo que se espera de ellos y comportándose de acuerdo con estas “etiquetas”. Evita por ello comparar entre tus hijos y busca aquello en que cada uno destaca y poténciaselo.
Por lo que nos dices en tu consulta, parece que te preocupa la capacidad de tu hijo para estudiar y planificar su trabajo. Para que tu hijo tenga éxito en los estudios básicamente son necesarias tres cosas: que “pueda” estudiar, que “quiera” estudiar y que “sepa” estudiar. De estos tres, el “querer” es lo más importante y parece que tu hijo quiere y se esfuerza, con lo cual es mucho lo que tienes ganado.
En cuanto a que “pueda” estudiar quizás sea conveniente que solicites del orientador de su centro escolar el que lleve a cabo una evaluación de sus capacidades y aptitudes. De esta forma podréis exigirle de acuerdo con ellas, no necesariamente lo mismo que a sus hermanos, sino acorde con sus propias posibilidades. Así mismo sería conveniente evaluar su capacidad de atención así como sus funciones ejecutivas: es decir su capacidad de planificación, organización y control del aprendizaje. Existen pruebas psicopedagógicas específicas que permiten evaluar estos aspectos y que podrían darnos información de si existe un déficit en el funcionamiento de alguno de estos aspectos.
En cuanto al “saber” estudiar y trabajar, no cabe duda de que una de las mejores motivaciones para el estudio es “saber” estudiar bien. El estudiante que sabe estudiar, entiende lo que estudia y sabe captar lo esencial, se convierte en agente activo de su propio aprendizaje y el estudio se convierte para él en una actividad que, aunque supone un esfuerzo, resulta gratificante.
A continuación te indico algunas claves que podrían permitirte ayudar a tu hijo a estudiar bien:
• Observar cómo estudia: cuánto tiempo dedica, si interrumpe el estudio muchas veces, si sigue un horario, si utiliza algún método de estudio.
• Conversar con tu hijo sobre la forma en que planifica el estudio, sobre las estrategias que utiliza, sobre la forma en que prepara los exámenes, sobre el procedimiento que sigue al realizarlos.
• Conversar con su tutor: que te puede asesorar y orientar sobre cómo ayudar a tu hijo en los estudios.
• Estar disponible: procurando estar en casa durante las horas de estudio, ayudándole a seguir un horario, a llevar una agenda, ofreciéndote para ayudarle a repasar o memorizar.
• Orientándole: sobre posibles defectos en la forma de estudiar tales como el memorismo, el no utilizar el diccionario, el no hacer un esquema, etc.
• Repasando su agenda escolar y enseñándole a utilizarla bien.
• Facilitando las condiciones materiales para que pueda estudiar bien y un clima familiar propicio para el estudio: un lugar de estudio, un tiempo para estudiar, un ambiente que invite a estudiar, etc.
Finalmente, también es importante que tu hijo quiera estudiar y tenga una actitud favorable hacia el estudio. En este sentido las siguientes pautas podrían ayudarte:
• Interesarse por sus estudios, y no sólo por sus calificaciones, hablando con su tutor no sólo cuando suspende, sino de forma periódica, interesándote por las materias que más le gustan y por aquellas en que encuentra dificultades.
• Valorando más el esfuerzo que los resultados: exigiéndole en función de sus capacidades y evitando compararle con sus hermanos, dando importancia al esfuerzo realizado, más que a la calificación obtenida.
• Destacando sus logros y restando importancia y ayudándole y animando ante sus fracasos: “no importa, yo sé que la próxima vez lo conseguirás”
• Ayudándole a creer en sí mismo: que crea que él puede conseguirlo, que es capaz de tener éxito. Para ello podemos, en colaboración con el colegio, comenzar exigiéndole tareas relativamente sencillas en las que pueda experimentar el éxito y luego ir progresivamente incrementando la dificultad de las mismas.
Espero que algunas de estas ideas puedan servirte para ayudar a tu hijo. Además es importante que, como padres, no le valoréis únicamente en función de sus resultados en los estudios sino que destaquéis en él otras cualidades. Os recomiendo que hagáis un pequeño ejercicio: sentaros diez minutos, su madre y su padre, y hacer, por escrito, una lista de sus puntos fuertes o cualidades. Seguro que superan con creces a sus limitaciones. Proponeros durante el próximo mes potenciar alguno de estos aspectos.
Teresa Artola González
Doctora en Psicología
Master en Asesoramiento Educativo Familiar