El ser humano, cada ser humano,
alberga unas convicciones morales
que no pueden ser moldeadas a
gusto del Estado, salvo en lo que
afecte a la convivencia social.
Autor: Juan Manuel de Prada
R ecordemos la célebre frase de Jean-François Revel: "La tentación totalitaria,
bajo la máscara del demonio del Bien, es una constante del espíritu humano".
Todas las ideologías totalitarias que en el mundo han sido aspiran a crear, bajo
esa máscara de bondad, un "hombre nuevo" que se amolde a sus postulados. El ser
humano, cada ser humano, posee unas convicciones de índole moral que dificultan
la consecución de ese modelo; las ideologías totalitarias, lejos de admitir la
pluralidad de sensibilidades que componen la sociedad, tratan de modificarlas
mediante la "reeducación", hasta convertirlas en engranajes del sistema. Si algo
hermanó al nazismo y al comunismo fue precisamente este propósito de fabricar un
"hombre nuevo", en el que el valor intrínseco de la persona es negado en pro de
la comunidad. Esta labor de "reeducación" social se presentó, paradójicamente,
como una empresa filantrópica. Y esa "máscara del demonio del Bien" fue a la
postre la que amparó el derecho de desterrar a los arrabales de la sociedad a
categorías enteras de hombres, incluso el derecho a aniquilarlos sin
dubitación.
Este sueño de construir la sociedad perfecta e imponerla a los
demás sigue infectando los regímenes democráticos, imparbajo estrategias mucho
más amables y sibilinas. Un ejemplo palmario de ingeniería social lo representa
esa asignatura llamada cínicamente Educación para la Ciudadanía, cuyo objetivo
no es otro que imponer un nuevo sistema de valores, presentándolo como un
imperativo moral e imprescindible para la existencia de una sociedad
cohesionada.
¿Quién puede oponerse –se preguntan cínicamente los urdidores
del bodrio– a que nuestros hijos sean instruidos en la existencia de unos
derechos humanos, de unas libertades individuales, de un deber de respeto a las
minorías, etcétera?
Pero el rechazo de ciertos sectores sociales a esta
asignatura llamada Educación para la Ciudadanía no nace de la aversión a tales
principios, sino a su utilización ideológica y a la invasión de cierto ámbito de
libertad personal e inviolable en el que el Estado no puede inmiscuirse, entre
otras razones porque la propia Constitución así lo establece, al reconocer la
libertad de conciencia y el derecho de los padres a elegir la formación moral
que desean para sus hijos. El ser humano, cada ser humano, alberga unas
convicciones morales que no pueden ser moldeadas a gusto del Estado, salvo en lo
que afecten a la convivencia social. Pensemos, por ejemplo, en un principio
jurídico tan irreprochable como la igualdad efectiva de hombres y mujeres.
Principio que sólo los indeseables se atreverán a cuestionar; pero que,
interpretado torticeramente, puede amparar operaciones de ingeniería social. La
llamada "ideología de género" pretende que entre hombres y mujeres sólo existe
una banal diferencia fisiológica (subsanable, por lo demás, en el quirófano); y
que, por lo tanto, cualquier pecualiridad afectiva masculina o femenina es un
producto cultural que conviene erradicar. Yo aplaudiría que a mis hijos les
instruyesen en la efectiva igualdad entre hombres y mujeres; no admitiría, en
cambio, que los adoctrinaran en la "ideología de género".
También aplaudiría
que los formaran en el respeto a cada persona, con independencia de sus
inclinaciones sexuales; en cambio, me sublevaría que les dijeran que tales
inclinaciones constituyen una mera "opción" que cada persona puede inventar,
modelar, rectificar o intercambiar a su antojo. En primer lugar, porque tal
afirmación es falsa; en segundo lugar, porque atenta contra mis convicciones
morales, en las que exijo que mis hijos sean formados. Convicciones que, por lo
demás, no entran en conflicto con esos principios que sostienen el noble
edificio de nuestra convivencia.
La asignatura llamada Educación para la
Ciudadanía, ¿se propone instruir en tales principios o más bien utilizarlos
ideológicamente con propósitos de ingeniería social?