Sé que es un tema que preocupa a muchos padres que no quieren dejar a sus hijos en manos extrañas. Cuando están disponibles los abuelos o algún hermano mayor, no hay problema, pero sino… hay que recurrir a una persona que no pertenece al ámbito familiar. ¿Y como pueden irse de casa con tranquilidad? Pues buscando un buen canguro.
Puede ser la hija –o hijo, que también hay varones que son excelentes canguros- de unos amigos, o estar bien recomendada por unos vecinos de confianza. Cuando entrevisten al candidato, han de ver su temperamento y el grado de madurez que posee. Es bueno que el personal dedicado al cuidado de bebés conozca algunos síntomas básicos de las enfermedades infantiles (cambios del color de la piel, sudor excesivo, fiebre, náuseas o vómitos, diarrea, etc.). Así cómo saber actuar en caso de accidentes domésticos y aplicar los primeros auxilios.
Ya hemos escogido al canguro y nos disponemos a salir de casa. ¿Qué le enseñamos? Aquí van unos consejos prácticos:
n Muéstrenle la casa, con todos sus rincones, asegurándose de que todas las ventanas estén bien cerradas.
n Adviértanle que no hay que poner al bebé sobre una cama de adultos de ningún tipo y que para dormir en su cuna deben colocarlo siempre panza arriba.
n Enséñenle el puesto donde se encuentra el botiquín, las linternas y los extintores.
n Que nunca deje al niño solo en la bañera (si es que tiene que bañarse) y que siempre ha de llevar al niño si tiene que salir de la habitación, por ejemplo, para contestar el teléfono o abrir la puerta.
n Debe mantener cerradas las puertas de la cocina y del baño, con la tapa del váter bajada cuando no esté en uso.
n Asegúrense que se hayan guardado todos los objetos punzantes de la casa (tijeras, cuchillos, etc.).
n Finalmente, que tenga bien a mano los números de teléfonos de los padres, los vecinos, de la policía, asistencia médica, etc.
Para terminar, quiero insistir en la necesidad de que los padres (que además son esposos, no lo olviden nunca) tengan su tiempo libre para hacer vida de pareja. Bastantes padres, cuando les pregunto si salen algún día mano a mano, me contestan sorprendidos: “¿Y los hijos, doctor…vamos a dejarles solos?” (cuando dicen “solos”, en realidad quieren decir “sin nosotros”). Y mi receta inmediata es que marquen un día fijo a la semana para salir obligatoriamente y sin los retoños, aunque sólo sea para dar una vuelta a la manzana o a tomar un café en el bar de la esquina. O a cenar tranquilos, ¡que bien se merecen una buena velada, queridos padres!