Autor: padresycolegios.com
Tengo un único hijo, de 14 años. Sé los fallos que he cometido educándolo. Como no tenía padre, lo mimaba especialmente para que no le faltara de nada. Siempre ha sido un chico con complejos y poco valiente, que le gustaba copiar a los malos o a otros chicos con mal comportamiento.
Desde el año pasado todo va a peor. Estudia ESO pero se porta mal, no hace nunca los deberes y su comportamiento ha cambiado mucho. Ha empeorado aún más. Habla mucho en clase, le gusta hacer ruidos y tonterías para llamar la atención de todo el mundo.
Me preocupa además porque habla mucho de peleas y sé que también tiene miedo de ellas. De hecho, es como si cada vez que vuelve del colegio viniera de alguna y, además, cuando hay alguna en la calle él para a mirar.
Está bastante nervioso y contestón así que necesito ayuda.
Por favor, no sé qué podéis aconsejarme porque estoy dispuesta incluso a mandarlo a un internado en la Comunidad de Madrid. ¿Sería bueno castigarlo, al menos un año, para que se entere de que la vida es dura sin su familia?
Por favor, ayudadme con algún consejo porque si no todo terminará muy mal para él y para mí.
OLGA. MADRID
Olga, tu hijo, como todos los chicos de su edad, se encuentra en el periodo de construcción de su propia identidad. Imagínate la M-3O de Madrid en plena construcción… Ante esto, lo primero, paciencia y serenidad para afrontar las obras.
Segundo, la peculiaridad en el caso de la construcción de la identidad de tu hijo es que parece ser que no cuenta con una referencia masculina próxima para emular. Esto le sitúa en desventaja y es lógico que sienta mucha inquietud. Digamos que es un ingeniero sin planos y se dedica a ir copiando las construcciones más sencillas que encuentra en su entorno.
Tu hijo está luchando por salir de la mediocridad, lo cual dice mucho de él. Está dispuesto a convertirse en «Al Capone» con tal de sobresalir en algo. Tu hijo está buscando, sencillamente, una manera de hacerse apreciar o admirar. Por eso te recomiendo que le mires con admiración y esperanza, como si ya fuera como te gustaría que llegara a ser, y él lo será.
Compréndele, perdónale siempre. La reacción natural de tu hijo frente a sus vivencias de inferioridad consiste en desencadenar un mecanismo de compensación. Te conviene conocer su comportamiento y actitudes en el centro escolar. Pide hablar con el tutor; por lo que cuentas, es como si sintiese la necesidad de recordarte constantemente, y hacer ver a los demás, su propia valía. Esta autoafirmación es innecesaria: nuestra meta, y la suya, ha de ser la de liberarse de la opinión de los demás y construir su propia identidad sin copiar a los demás.
Su sentimiento de inferioridad lo podrá compensar de un modo adecuado adquiriendo las cualidades que revaloricen su Yo. La bondad, la alegría, la amistad, el perdón, la sinceridad, la lealtad, el esfuerzo inteligente, evitando así esas compensaciones incorrectas como el placer, la evasión, agresividad o la posible delincuencia, que tanto le hacen sufrir, y que no quiere para nada.
Todo esto no es cuestión de técnica, sino un cambio de actitud. Por ejemplo:
– Procura tener serenidad: no perder la calma, no dramatizar, darles lo que no tienen: seguridad y estabilidad.
– Adopta una actitud visible de escucha: hazle ver que entiendes lo que está sintiendo.
– Interésate por sus cosas: no «escanees» su vida, fíate de lo que te cuenta.
– Flexibilidad y realismo. Supone adaptación a la nueva situación. La adolescencia es un proceso sin retorno: tu niño no volverá a ser el niño «obediente y adorable» que era: puede ser mucho mejor.
– Deja que tome pequeñas decisiones, porque necesita sentirse independiente, aunque de hecho no lo sea.
– Se coherente y constante, exigiéndole siempre en los puntos que has negociado previamente y en lo que os habéis comprometido: horarios, respeto, encargos, etc.
Ten muy en cuenta, que si está actuando así, es porque es una persona con una extraordinaria riqueza interior, estoy seguro. Los mediocres siempre son mediocres.
Ten esperanza, tu hijo será una persona extraordinaria que hará mucho bien a la sociedad, y todas estas experiencias le van a servir para ayudar a muchas otras personas como él.
LUIS MANUEL MARTÍNEZ
DOCTOR EN PEDAGOGÍA