Hola. Tenemos dos hijos de Educación Infantil que se distancian dos años entre ellos. Les encanta jugar con nosotros, como es lógico. En cambio, apenas lo hacen entre ellos. Parece que «compitan» por captar nuestra atención y jugar con nosotros «en exclusiva» y es entonces cuando su comportamiento es estupendo. Sin embargo, el que queda fuera, enseguida hace algo que requiere nuestra atención. En definitiva, nos encanta jugar o hacer cosas con ellos, pero nos preocupa que la atención de sus padres lo vean como una competición e interactuen poco entre ellos. Intentamos integrar en la actividad los dos al mismo tiempo, pero la diferencia de edad, sin ser enorme, sí dificulta un poco ya que alguna cosas se pueden hacer con el mayor y otras son más adecuadas para el pequeño. Quisíéramos buscar la forma de que se relacionen más, encuentren juntos sus puntos comunes y jueguen juntos: que no eduquemos a dos hijos sino a una familia.
José Miguel (Zaragoza)
Estimado padre:
Nos indicas que tus hijos de Infantil se distancian dos años entre ellos, pero no nos indicas qué edad tienen cada uno, dato que, como bien sabes, condiciona diferencias importantes en el desarrollo así como las orientaciones más concretas.Ante todo, tranquilizaros como padres, pensad que sois modelos para vuestros hijos y que hoy en día el tiempo compartido entre padres e hijos para el juego es un auténtico tesoro, motivo de entusiasmo de cualquier niño. Desde este punto de vista, es entendible que los dos quieran pasar tiempo con vosotros y buscaros como compañeros de juego.
Los niños en la etapa de Infantil, son egocéntricos, es decir, entienden la realidad según su punto de vista personal. Esto explica por qué no encontrais aún ese juego compartido entre ambos. No obstante, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entender sus sentimientos, de expresar los propios, se puede ir educando.
A partir de los dos años el niño conquista y explora espacios cada vez más amplios, y recrea con el juego simbólico su propia realidad. En estas edades, el niño tiene deseos de ser independiente, y choca con la independencia de la que ya goza el mayor. Éste a su vez, es posible que perciba al pequeño como un rival, que va alcanzando habilidades muy aprisa y destacando en aspectos que no siempre coinciden con los suyos.
Al niño de Infantil le puede su deseo de inmediatez, es decir, quieren algo y lo quieren ya. Les cuesta aprender a ir tolerando la espera, sus turnos. Pero ya al final de la Educación Infantil va aprendiendo las reglas del juego, aprende a respetar normas, aunque está sujeto, emocionalmente, a una incertidumbre que requiere el apoyo que busca del adulto: por un lado quiere hacerse mayor, por otro tiene miedo de crecer o, dicho de otra forma, sabe que no puede hacerlo solo.
Estos aspectos, creo, sitúan un poquito el panorama familiar para poder entender el comportamiento de nuestros hijos. Vosotros debeis dejar que ellos resuelvan sus conflictos, darles estrategias para ello y proponer actividades conjuntas reduciendo al máximo la competitividad. No ser demasiado directivos, ayudarles a ellos mismos a encontrar el camino, soluciones, preguntarles.
Podéis elogiar una característica personal de uno y de otro para demostrarles que no siempre tienen que hacer algo para merecer vuestra atención.
Importantísimo que tengan una autoestima alta, porque ello evitará que estén esperando acciones externas de otros para sentirse bien.
No exagerar las aprobaciones, enseñarles a valorarse a sí mismos, a identificar sus puntos fuertes.
Incluso un hermano podría decir lo que le gusta del otro, que elijan ellos mismos a qué le apetecería jugar con su hermano. A lo mejor al principio hay que darles opciones si no responden, o ayudarles a que cada uno encuentre su propio rol en el juego compartido.
También en la vida deben asumir responsabilidades, dar a cada uno su papel al poner la mesa, recoger los juguetes, preparar el baño o la ropa, etc. Podeis indicar a vuestros hijos a hacer una nota o dejarle una sorpresa al otro, que le busque para jugar… Otros juegos compartidos pueden ser canciones, bailes, deportes, disfraces, hacer un mural entre los dos,…
Pensad que, en ocasiones, tendremos que distanciarnos un poquito para que ellos dos sean los verdaderos protagonistas y nosotros actuar de guías, para que ellos mismos valoren y propongan soluciones. Y confiad en que dentro de unos años, esta diferencia se irá diluyendo y serán magníficos compañeros de juegos.
Patricia Grande Fariñas
Pedagoga y Logopeda.