El modelo de financiación de los colegios concertados suele ser objeto de sospechas. No ocurre con los colegios privados por aquel dudoso principio de que cada uno hace con su dinero lo que quiere, sin tener que dar explicaciones a nadie.
Tampoco se duda del buen uso de los recursos financieros de la escuela pública por aquella suerte de legitimidad moral que bendice a los servicios públicos. Está claro cuando eres privado o público, pero cuando la gestión es privada pero la financiación es pública todo se complica.
En una mesa redonda sobre los modelos de financiación de la enseñanza, organizada por la revista “Magisterio”, el titular de un centro privado acusó abiertamente a determinados centros concertados por hacer negocio con dinero público. La respuesta por parte de los responsables de la concertada allí presentes fue sencilla: ¿qué hace una empresa constructora a la que se adjudica una obra pública? En este punto, la escuela concertada suele venirse arriba y recordar que el puesto escolar concertado resulta aproximadamente un 30% más económico para las exhaustas arcas del Estado que el puesto escolar público. Lo cual es tan cierto como incompleto ya que no hay que olvidar que la escuela pública cubre necesidades sociales que exigen financiación adicional como hacen, por ejemplo, los cientos de colegios rurales que llegan donde nadie llega… Y así podríamos seguir.
Debates entretenidos aparte, la realidad suele ser mucho más aburrida. La relación directa y privilegiada que esta publicación tiene con miles de colegios, nos permite constatar que generalmente la escuela concertada no solo no es un buen negocio sino que tiene que recurrir a otras fuentes de financiación para sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo y ante unas familias cada vez más exigentes. Como se detalla en el reportaje de portada, la cuotas al AMPA, el sobreprecio del comedor, el cobro de actividades extraescolares, la venta de las fotos de la Comunión del niño o la fiesta benéfica de la avutarda son las mil formas de obtener recursos que los responsables de los centros inventan para poder construir ese polideportivo o contratar a ese profesor de alemán. Sí es cierto que lo que se pide a los padres suele incrementarse notablemente cuando, además, hay que pagar la hipoteca del colegio porque éste es de nueva creación. Ése es otro problema que habrá que resolver, pero no hoy.