La situación desesperada de una madre ante la actitud agresiva de su hijo de 13 años le lleva a consultar sobre la inserción en un internado, como la última solución para corregir la violencia del joven.
Tengo un hijo de 13 años, desde hace 3 años está agresivo, no han servido psicologos, psicopedagogos, refuerzo escolar, cariño, dureza…pero ahora ya llegado a la violencia, me pega a mi y a su hermana, me trata a base de insultos, no quiere vivir conmigo. Ha abandonado el instituto, hace grafitis por la calle cuando sale de magrugada sin que yo me entere. Nadie puede ser feliz ni vivir en paz, no nos deja. Tiene todo mi apoyo y cariño desde pequeño, le cambié de Instituto a un más pequeño para que estuviera tranquilo pero lo ha dejado, solo son gritos, insultos, peleas, llegar a las manos, imponerse por la fuerza, amenazas. Estoy valorando acudir a un internado que le enseñara normas de convivencia.
Montse, Barcelona
Estimada Señora:
Desgraciadamente el problema que plantea es frecuente. A las dificultades que a menudo aparecen en la adolescencia quizás se están sumando las complicaciones de la separación. Estas complicaciones no solo pueden ser externas como el cambio de nivel de vida, casi siempre hay un descenso del nivel económico, o la aparición de nuevas parejas. En el estado de ánimo y conducta de los niños influyen mucho más los sentimientos y las fantasías, justificadas por la realidad o no, que ellos se forman. Son muy frecuentes los sentimientos y fantasías de abandono, la creencia de que se es culpable de la separación, de que todo en el mundo es inseguro, de que si he sido abandonado por uno de los padres es que realmente no valgo nada y una larguísima lista de ideas inimaginables desde fuera. Recuerdo un caso en el que el niño, tras oír ciertos reproches del padre hacia la madre, dudaba de que su padre lo fuera. Esa idea envenenaba la relación con la madre y producía más y más complicaciones. Además la ausencia del padre hacía difícil que el niño admitiera la disciplina.
En el caso concreto de su hijo lamento que los profesionales no hayan sabido ayudarle, seguramente no es fácil. Estos casos suelen funcionar mejor con profesionales de orientación psicodinámica, sistémica, relacional o las tres cosas. Desgraciadamente no puedo recomendarle a nadie en Barcelona. Sin embargo hay dos cosas que considero peligrosas: el internado y el recurso fácil a los psicofármacos.
El internado puede confirmar y aumentar los sentimientos de abandono. He conocido adultos que después de muchos años todavía guardaban un profundo resentimiento, cercano al odio, por haberse sentido abandonados en un internado. Esto es especialmente grave si la madre ha empezado una nueva relación. Insisto en que lo importante no es tanto la realidad objetiva como la que el niño se crea.
El recurrir a psicofármacos es una medida que hay que sopesar con mucho cuidado y en estas situaciones debe ser siempre temporal. En ningún caso se deberá trasmitir un mensaje que haga pensar al niño “si me siento mal me tomo una pastilla”; eso es crear mentalidad de adicto.
Creo que no le queda más remedio que encontrar un buen profesional, le deseo suerte en ello y que por tanto pueda encontrar pronto una buena solución.
Jorge Muñoz Ruata, Doctor en Psiquiatría