Las primeras impresiones son fundamentales para los adultos, pero también para los niños; lo que ven, escuchan, tocan y reconocen a través del gusto son las que le van a abrir el camino al mundo. ¿Y qué es lo que mas les gusta? Jugar, por lo que hay que usar esta herramienta para que puedan aprender y desarrollar habilidades que le sirvan en un futuro.
"Los juegos de los niños deberían considerarse como sus actos más serios”, decía Montaigne. Y es cierto, porque cuando el pequeño de la casa está jugando, muchas veces nadie se plantea porqué, y deberíamos hacerlo. “Cuando un bebé nace, su cerebro pesa 340 gramos, y cuando cumple 2 años sólo pesa 250 gramos menos que el de un adulto, por lo que cuando nuestro bebé llega al mundo tenemos 2 años por delante para desarrollar su inteligencia” afirma la pedagoga especializada en la primera infancia Elizabeth Fodor. De esta forma, cuando vemos a un niño jugar, debemos fijarnos muy bien, porque en él reconoceremos inquietudes, miedos, deseos y necesidades que no pueden expresar de otra forma.
“Cuando los padres se sientan con su hijo a jugar, le están enseñando a conocer el mundo, ya que descubren formas y colores, entre otras muchas cosas. El juego es fundamental en la vida de los niños, y los padres no sólo deben comprar juguetes, si no interactuar con sus hijos”, afirma la pedagoga Carmen Ramos Arévalo.
Tipos de juego
Dependiendo de la edad que tengan los niños, se pueden diferenciar tres grupos de juegos según un informe elaborado por el Ministerio de Educación. En primer lugar existen los juegos funcionales, juegos de acción, de sensaciones y movimientos, en la etapa de las adquisiciones sensorio motrices; en segundo lugar, los juegos de ficción, juegos simbólicos o de representación, en las etapas del pensamiento preoperatorio y de las operaciones concretas; y en tercer lugar, los juegos reglados y estructurados como el deporte y los juegos de competición propios de la etapa del pensamiento formal y de la concentración. Marcas como Imaginarium cada vez tienen más en cuenta las necesidades que tienen los niños en función de su edad para ofrecer productos que se adapten a las necesidades de desarrollo.
El juego simbólico o de ficción es el juego infantil por excelencia. Por tanto, es necesario para el desarrollo tanto emocional como cognitivo del bebé, “pero no siempre el juego es sinónimo de aprendizaje, pero si es un juego bien dirigido sí y debemos esforzarnos en ello”, afirma Carmen Ramos.
El desarrollo de los sentidos
Debemos saber de qué manera podemos introducir a los niños en el mundo a través del juego. Escuchar música desde que están en el vientre de la madre desarrolla la capacidad de percibir estructuras rítmicas, despierta la capacidad lógico-matemática, aprende a atender y concentrarse y a desarrollar la capacidad de controlar los movimientos corporales. “Incluso desde que están en el vientre los niños no sólo escuchan, si no que huelen; y por eso identifican perfectamente a su madre una vez que ya han nacido”, afirma la pedagoga.
El bebé apenas ha experimentado ninguna textura cuando nace, pero a través de los juegos en los que se les proporciona diferentes telas y texturas para tocar, el pequeño irá reteniendo esa experiencia en su cerebro. También desarrollará el gusto a través de la comida, pero luego comenzará a meterse todo en la boca, ya que es su forma de experimentar cosas nuevas; y las imágenes también les harán descubrir un mundo desconocido.
”Para conseguir que los niños se integren en el aula, es fundamental encontrar actividades acordes a su edad ya que la motivación será mayor y el aprendizaje mas fácil. Para eso el juego tiene un papel fundamental ya que prácticamente todo se realiza a través del juego y gracias a él el niño desarrolla su creatividad e imaginación y le ayuda a fomentar la inteligencia” afirma María Martín García-Abril, educadora infantil. En suma, los juegos no son sólo una manera de divertirse, si no una forma de aprender usando las herramientas que puede proporcionar.