La escuela ha perdido peso como
agencia de socialización. ¿Qué decir
de la familia? El exiguo tamaño
(un solo hijo), los hijos "llave", dados
los horarios laborales extenuantes
de padre y madre y el número
creciente de familias recompuestas
fruto de separaciones y
posteriores uniones, han debilitado
su función.
Autor: JAVIER URRA
El ABC del SMS sólo coincide con la Real Academia de la Lengua en el acto
comunicador como sustrato. Regla de oro: todo lo que se entiende, sirve.
Los
jóvenes ahondan en el sentido de comunidad, en el grupo de iguales y en los
medios de transmisión social. Y ello porque la escuela ha perdido peso como
agencia de socialización. ¿Qué decir de la familia? El exiguo tamaño (un solo
hijo), los hijos "llave", dados los horarios laborales extenuantes de padre y
madre y el número creciente de familias recompuestas fruto de separaciones y
posteriores uniones, han debilitado su función.
Sin embargo los jóvenes pasan
un tercio de su vida con los padres, estudiando, practicando deporte… sin
verdadera autonomía económica. Por eso para reforzar su identidad personal y
colectiva y emanciparse de sus progenitores, les encanta utilizar teléfonos
móviles y mensajería de texto, pues garantizan la "seguridad" de su
contenido.
Piénsese que la carencia de hermanos (o del mismo género) les
conduce a la denominada "hermandad virtual". Además sirve de "rito iniciático o
de paso", como antes lo fue el reloj o la primera comunión.
Lo que es también
cierto es que los jóvenes valoran en forma extrema la posibilidad de emitir y
recepcionar mensajes, sin hacer uso de la palabra (voz). Piénsese en el aula.
Además, no se trata de conversaciones cara a cara, donde muchos jóvenes se
sonrojarían.
El teléfono móvil les ayuda a madurar, a planificar, a
organizarse la vida. Pero primordialmente les facilita sentirse quienes son,
jóvenes entre jóvenes, en un espacio propio, intransferible y privado. Les
permite construir su entramado de valores, normas y comportamientos. El "móvil"
(que no lo es, es portátil), se convierte en una extensión del "yo", se
personaliza (mediante tapas, colores, iconos, sonidos de llamada, decoración,
forma y tamaño).
Los hijos creen que alcanzan la libertad respecto a sus
padres (no es verdad, pues necesitan el apoyo económico para "recargar la
tarjeta").
Los padres, como proyección protectora de "Gran Hermano", desean
que el hijo posea "móvil", con objeto de controlarlos. Pero tampoco eso ocurre,
pues al fin se socializan entre pares. Jóvenes con jóvenes.