Las manifestaciones contra el gobierno
son un día más de paseo,
con un aliciente especial para los
niños: por la mitad de la calle, corretear
por un sitio distinto al de
otros días, desde el que se ve todo
de otra manera.
Autor: RAFAEL GUIJARRO
Los asesores del presidente no consiguen nunca acertar cuántos manifestantes hay
cuando la manifa trata temas familiares. Y es que no se dan cuenta de que casi
no se trata de una manifestación como las que ellos estaban acostumbrados a
organizar en la oposición. La manifa del día 12 para muchas familias fue sólo un
paseo familiar con pancartas. ¿A dónde vas a llevar a los niños un sábado más
que a dar un paseo, comprar unas chuches y quedarse parados, los cinco minutos
que aguantan quietos, ante un escaparate de pastelería?
Las manifestaciones
contra el Gobierno son un día más de paseo, con un aliciente especial para los
niños: por la mitad de la calle, corretear por un sitio distinto al de los otros
días, desde el que se ve todo de otra manera, como diciendo: esto es mío y hoy
no me lo quita nadie. Un sitio despejado, sin árboles, sin tapas de
alcantarilla, sin hoyos ni alcorques en los que tropezar y caerse, una magnífica
superficie de asfalto continua, ancha, grande, jugando con las pancartas y las
banderas que les ha dado papá.
Esa manifa, no violenta pero muy convincente,
muy real, muy desorganizada, desespera al Gobierno,lo desmoraliza, porque son
gentes de aquí y de allá que no se solían poner juntos a pasear en una
dirección, aunque lo hicieran todas los sábados cada uno por su cuenta, y porque
no consigue encontrar a los responsables, a los organizadores, ¿pero quién está
detrás de estos millones de personas, si yo cuando organizo una manifa no
consigo nunca pasar de 400.000 y eso además pagándoles los autobuses, y las
bolsas de comida, y un dinerillo por barba para que aprovechen y se compren algo
en El Corte Inglés?
"Y estos tipos son muchos más de lo que yo jamás
conseguiría reunir, vienen cada uno a escote, pagándose lo suyo, se lo pasan
bomba, los niños se ríen y lloran, corren y se descalabran, como cualquier otro
fin de semana, y yo estoy aquí en el despacho, mordiéndome las uñas, y viendo la
manifa por la tele, trabajando hasta los sábados, sudando la gota gorda de la
que se me viene encima, y sin entender nada de nada de lo que está pasando".Y lo
que está pasando es el fracaso escolar, la violencia en las aulas, el acoso
sexual en los colegios mixtos, la ley impuesta sin escuchar a los que la tienen
que cumplir, el modo khmer rojo, pero rojo-rojo, de quitar los niños a los
padres, sin respetar su voluntad, para corromperlos con guías masturbatorias.
Eso es lo que sacó a la gente a la calle el 12 de noviembre.