Aunque en la India la situación de la infancia sea tan dramática como en España, su Gobierno ha empezado a actuar para atajar los feticidios y el tráfico de menores, un negocio en el que se ven atrapados unos 60 millones de niños de todo el mundo. La palabra feticidio empieza a salir del armario porque allí ya no pueden soportar el aborto indiscriminado y el asesinato de recién nacidos, sobre todo si se trata de recién nacidas.
El Ejecutivo indio está elaborando una norma que prevé la distribución de cunas por las calles, en todos los distritos del país, para que los padres puedan abandonar en ellas a sus recién nacidas cuando no quieran criarlas, con el fin de aliviar los dos millones y medio de feticidios y asesinatos de niñas que se registran en la India cada año.
Criar una niña cuesta una pasta, y luego casarla con alguien, mucho más, la dote, la boda, los invitados, y tenerla en casa sin trabajar, comiendo y gastando hasta esa fecha, para que no se deteriore y llegue a ser más difícil todavía llegar a casarla con alguien; y a los padres les suele parecer mejor matarlas en cuanto saben el sexo del feto; y si no lo saben antes, hacerlo en cuanto la madre da a luz.
Así resulta que la India está entrando en el mundo de la soltería masculina, como ya sucede en China y Japón, por exceso de hombres y falta de mujeres para casarse; y ha tenido que llegar el problema a ese nivel para que se empiecen a dictar leyes contra el feticidio y el asesinato de bebés.
El aborto allí, y en muchas otras partes, siempre ha sido una cosa más del padre que de la madre; y el éxito de su implantación selectiva se debe a la propaganda de los hombres para que las mujeres lo consideraran una cosa suya, independientemente de que fuera un maromo el que se había beneficiado con ellas y luego les decía que no quería hacerse cargo del asunto, fuera niño o niña, pero más en este caso.
Pero ahora que amenaza la soltería por el aborto, que se ceba en las mujeres, los Gobiernos de hombres intentan darle la vuelta al asunto y ponen cunas en las calles para que haya mujeres para todos. Todos los intentos de no respetar la vida de los demás, y particularmente de las demás, acaban con un exceso de hombres que no encuentran pareja, y con la falta de gente joven y emprendedora que sepa y pueda llevar la carga de sus padres cuando sean mayores.
Piensan que se los dan al Estado para que los cuiden y que alguien lo pagará, pero las pensiones ya no llegan para tantos viejos y viejas, porque además las mujeres suelen ser más longevas que los hombres, y las que han logrado sobrevivir a las duras pruebas a las que les somete la sociedad, se encuentran en la vejez más solas todavía, y con más sensaciones de que estorban. Este mundo trata muy mal a las mujeres y cada vez peor, si no se le pone remedio con cierta urgencia a esa mentalidad.