Hola! Tengo una niña con 6 años y padece mutismo selectivo desde los 2 años es muy difícil para nosotros porque a veces no sabes como ayudarle, te sientes impotente y no sabes como ayudarla. Ella muchas veces me pide ayuda para que le enseñe hablar en público pero no se como hacerlo estoy desesperada.
LILIANA (madrid)
Estimada Liliana:
En tu breve consulta echamos en falta datos importantes para poder dar una respuesta lo más acorde posible al caso de tu hija: ¿Podemos entender que un profesional estableció el diagnóstico de mutismo selectivo a los dos años o hablamos más bien de lo que los profesores o la misma familia piensan que tiene? ¿Entendemos, pues, que tu hija es perfectamente capaz de comprender el lenguaje y de hablar en casa pero se niega a hablar en la escuela? ¿O en qué contexto no habla? ¿Funciona bien en otras áreas del desarrollo y del aprendizaje?
Cierto que la incidencia del mutismo selectivo es escasa (quizá por la dificultad para establecer un adecuado diagnóstico) y tampoco es frecuente que se mantenga tanto tiempo.
Por tanto, lo primero que hay que investigar es la causa que está detrás de este rechazo a hablar, cuidando al máximo el aspecto emocional. Tú no estás sola en esta tarea y no eres responsable de lo que pasa. Es preciso que un profesional realice un diagnóstico diferencial: aseguremos que oye perfectamente, que ve perfectamente, que tiene empatía y curiosidad por el medio. El mutismo selectivo no es un problema en sí del lenguaje y sí se encuentra más ligado al área psicoemocional.
La sobreprotección o situaciones de hostilidad vividas en ese contexto –la escuela por lo que deducimos- pueden estar detrás de la actitud de tu hija a negarse a hablar como protesta a esa situación. Repasemos si ha habido separación temporal de la escuela, hospitalización prolongada, cambios reiterativos de colegio en este breve periodo de infantil, situaciones conflictivas en patio o comedor,….
Como madre pregúntate o pregunta a la profesora cómo es la relación de la niña con ella o con otros niños. Recuerda si sucedió algún hecho desagradable para ella o qué es lo que le hace sentirse insegura. A veces los profesores o la misma familia tenemos expectativas muy altas que, junto con el ritmo de vida tan vertiginoso que solemos llevar, presionan emocionalmente a la niña; nos centramos en aspectos curriculares y priorizamos estos por encima de los socioemocionales. Los niños perciben que nuestra atención está volcada en ese aspecto y esto tampoco es positivo.
Lo más importante es que la niña disfrute con lo que hace. Lo importante es que la niña se comunique. Por eso tenemos que buscar modos alternativos de comunicación :
– El dibujo, el baile, la expresión plástica o musical son grandes alternativas al uso del lenguaje.
– El juego simbólico que, a esta edad, ya permite incorporar un juego con reglas, un juego con representación, recrear situaciones como si fuéramos tenderos, médicos o profesores, ayuda a expresar y a fortalecer vínculos afectivos que son importantísimos para la autoconfianza y el aprendizaje.
– Los grupos de psicomotricidad, en concreto, la psicomotricidad relacional, permite a los niños interaccionar pero utilizando objetos que median entre ellos, cuidando su afectividad en los intercambios que establecen.
– El aprendizaje cooperativo por encima del competitivo: establecer trabajo en equipo, en el que simplemente haya que hacer en común, al principio en grupos pequeños, una receta de cocina, un collage, etc. No necesariamente utilizando el habla. Hay situaciones “públicas” que no lo requieren.
Existen programas de habilidades comunicativas y sociales que le pueden ayudar a hablar en público, pero creo que lo más importante es trabajar su autoconfianza y una autoestima positiva que le haga crecer e ir aceptando situaciones cada vez más diversas y todas divertidas para ella, como retos accesibles a sus posibilidades
Y, como te decía, si persiste esta situación, debes consultar a un psicólogo infantil.