Tengo un hijo de 15 años que no quiere estudiar. Todos los profesores me dicen que es muy listo pero se ha hecho vago, no se comporta mal en clase, pero simplemente no hace nada. Algunas veces se comporta de manera chulesca y nos provoca queriendo tener siempre razón girando todo a su terreno. No puede trabajar por la edad y no quiere estudiar. ¿Qué hacer? Sin título no será nada.
MARÍA. CASTELLÓN
Autor: Luis Manuel Martínez, Doctor en Pedagogía
María, cuentas que los profes dicen “que es muy listo pero que se ha hecho vago”. Y hacerse vago qué es, ¿como hacerse Hare Krishna? ¿Es una decisión que él ha tomado? ¿O se ha dejado seducir por algún planteamiento existencial que le lleve a esta postura?… ¿O no será tal vez un mecanismo de defensa ante un mundo nuevo, el de los adultos, al que no comprende y con el que se siente decepcionado? Tendría que contar con más pistas sobre posibles variables internas de tu hijo que pudieran estar influyendo en este cambio de actitud pero es muy probable que el cambio no sea más que una lucha por lograr un entorno mejor.
Tu hijo os ama, quiere a sus amigos y es propio de los adolescentes querer salvar el mundo, por eso hace lo que hace, aunque parezca contradictorio. Si quieres que tus hijos cambien en relación con sus estudios, empieza a cambiar tú en relación con sus estudios. Y me dirás, “no es justo que tenga que cambiar yo para que mis hijos sean mejores estudiantes”. Tal vez no sea justo, pero la relación paterno-filial no se basa en los deberes de justicia sino en el amor. Sólo puedo decirte que llegarás más lejos y con mayor rapidez si empiezas tú cambiando primero.
Empieza a ver a tu hijo como si ya fuera un buen estudiante porque si cambias tu forma de ver las cosas, poco a poco empezarán a cambiar las cosas que ves. Ten paciencia y obtendrás lo que deseas pero para ello debes confiar en tu hijo y verle como es, sencillamente maravilloso.
Tu hijo comenzará a sentirse maravilloso ante tus ojos cuando tú te sientas maravillosa ante los ojos de los demás, independientemente de lo que puedan pensar o decir de ti. No hagas caso a los que intentan hacerte ver lo que tu hijo no es. Tú sabes que tu hijo es maravilloso y por eso estás sufriendo. Niégate a pensar otra cosa que no sea el éxito de la existencia de tu hijo. Ten confianza en vosotros y en tu hijo, y atraerás lo que necesitas para que tu hijo se abra camino.
Tu hijo podrá escaquearse todo lo que pueda, podrá contradecir tus argumentos, podrá desconfiar de tus propuestas, podrá rechazar tus sugerencias, podrá dejarte en evidencia
Sin embargo siempre mírale con comprensión y confianza. Elógiale, anímale, ahonda siempre en busca de razones para elogiar; no busques excusas para criticarle y culpabilizarle. Cuando sientas ganas de criticarle, “muérdete la lengua”; cuando te sientas inspirado a elogiar, proclámalo a los cuatro vientos, porque tu hijo es maravilloso.