Autor: padresycolegios.com
Mi hijo de 14 años miente en todo. Nos ha engañado con las notas, nos engaña con las horas de volver a casa cuando sale, siempre tiene alguna excusa, no sabemos ya en qué podemos creerle y en qué no…
El problema de las mentiras, en muchas ocasiones, lo hemos provocado nosotros mismos por comodidad. Es tristemente frecuente que estemos dispuestos a creernos algunas excusas muy poco creíbles, algunas mentiras, por no discutir con nuestros hijos, por no hacer prevalecer nuestro criterio, por no enfrentarnos… amparándonos tantas veces en la posible pérdida de confianza de nuestros hijos: «Ya no me creéis»… y otras tantas «amenazas» que muchas veces nos empequeñecen y nos llevan a dejar pasar pequeñas, en un principio, «mentirijillas».
Cuando decidimos «creernos» esas primeras mentiras estamos invitando a que éstas continúen y, además, siempre suele ser así, crezcan cada vez más. Cuando un adolescente se «instala»en la mentira la única solución, aunque parezca una perogrullada, es enfrentarle a la realidad de sus mentiras. Deben saber que las excusas, utilizando su manera de hablar, no «van a colar».
También es necesario que anticipemos las situaciones. Me cuentas que vuestro hijo os ha engañado con las notas, ese problema puede tener muy fácil solución. Los colegios suelen indicar las fechas de entrega de las notas de cada evaluación en sus calendarios de curso.
Una simple llamada puede aclararnos si efectivamente se han entregado en esa fecha o no. Por otra parte, si nuestros hijos saben que tras cada entrega de notas concertamos una entrevista con el profesor que se encarga de nuestro hijo, evitaremos que tenga la tentación de «falsificar» las notas. En este tema, hemos de evitar reacciones desproporcionadas que les lleven a esconderlas, a no entregarlas, a tenernos miedo. Las notas deben ser, y más a esta edad, un momento de reflexión, de valoración del esfuerzo realizado durante un período de tiempo, pero este es otro tema…
Siempre debemos examinarnos nosotros mismos ante los fallos o errores que vemos cometer a nuestros hijos, no debemos olvidar que a pesar de la televisión, del influjo social, de los amigos…, somos todavía el primer referente, el primer y principal ejemplo para nuestros hijos. Por eso es muy bueno que revisemos nuestro comportamiento diario.
Ante la mentira, por último, hemos de luchar con la verdad, premiando la sinceridad y evitando las ocasiones de mentir. A veces es tan fácil evitar una mentira como dejar una puerta abierta, no «acorralando», no «interrogando», intentando a ayudar a que nos digan «eso» que les cuesta tanto, enseñándoles a dialogar, pero ese también es otro tema…