Iván es un niño de siete años, hiperactivo desde los cinco. Toma medicación “concerta” desde hace dos años y aunque los padres piensan que mejora, no obstante están preocupados de que tome anfetaminas a una edad tan temprana y durante tanto tiempo.
Ante este problema los padres deciden consultar a otro médico amigo de la familia, y quedan impactados por la primera pregunta que éste les hace: ¿Cuándo comenzó el niño a ser hiperactivo? Los padres aprecian como verdadero descubrimiento darse cuenta de que su hijo no nació hiperactivo. En los primeros años, después del nacimiento, el niño gozaba de una personalidad totalmente equilibrada y fue a los cinco años cuando empezó a manifestarse su hiperactividad. La segunda pregunta de este médico fue: ¿Qué pasó durante ese tiempo? ¿Cambiasteis de colegio? ¿De ciudad? Contestación: Hubo un cambio de la guardería infantil al colegio, y durante ese tiempo el niño no consiguió adaptarse adecuadamente a la nueva situación. Y ¿porqué esta falta de adaptación? La madre contesta que Iván tenía dificultad para identificar las letras (dislexia). Esto indica de modo evidente que en Iván se había producido un “choque vital” al observar en sus compañeros de clase, su capacidad para poder leer fácilmente.
La siguiente pregunta del médico se refería a la superación de esa dislexia. Los padres contestan que no se había superado, que Iván todavía tiene grandes dificultades. El médico entonces les aconsejó vivamente que invirtieran todas sus energías en combatir esa dislexia. Con una serie de medidas tanto neurológicas como psicológicas consiguieron superar el déficit de atención y por ende la hiperactividad, que como por encanto desapareció por completo, lo que supuso que se eliminara la administración sintomática de anfetaminas.
Los padres estaban radiantes de felicidad por la resolución tan natural de la hiperactividad de su hijo. De aquí deducimos la importancia que tiene y que queremos transmitir a los padres con hijos hiperactivos de actuar como detectives para averiguar el momento cronológico exacto en que el niño comenzó a ser hiperactivo y en segundo lugar, aunque por lo general es más difícil, de descubrir lo que al niño haya podido impactarle a esa edad. En el caso de Iván el detonante fue claramente la dislexia, pero en otros casos podría ser una paliza de un compañero, la separación de los padres, una visión pornográfica, un abuso sexual, algún comentario familiar destructivo para la mentalidad infantil, etc.
La solución al problema del niño hiperactivo no se va a encontrar en el profesor, ni en el psiquiatra, ni en el psicólogo, sino en el padre y en la madre que se arman con la lupa de detective y averiguan lo que ha impactado en la mente infantil de su niño.