Hola mi nombre es Carmen del Mar y después de leer el artículo Perdido en la Luna de Valencia, en vuestro periódico, me he decidido a pediros consejo. Tengo un niño con 8 años que presenta prácticamente los mismos síntomas que el niño del citado artículo, con la diferencia, bastante importante, de que el mío no es obediente y aunque es alegre, últimamente empezamos a observar bastante mal carácter con sus amigos y familia.
Le han diagnosticado: déficit de atención, en algunos sitios; el neurólogo, hiperactividad (cosa que nosotros no creemos) y, en otros, trastorno de conducta con dificultades de aprendizaje.
Ha estado en tres colegios. Estuvo medio curso en el centro Dionisia Plaza y actualmente está en un colegio que tiene integración y dispone de un profesor de apoyo todos los días, pero cada vez se nos hace más difícil educarle y tiene dificultades con el aprendizaje.
Nunca hemos querido darle medicación, pero en estos momentos llegamos a estudiarlo. Aunque, como dice en la carta de su artículo, tengo entendido que el Concerta no tiene mucho éxito con los casos de déficit de atención. Bueno si tienen alguna opción, noticias, o ideas que me puedan aportar se lo agradeceríamos pues estamos bastante perdidos. Gracias
María del mar
Estimada Carmen del Mar:
Es normal que os sintáis desorientados. La educación de los hijos no es una tarea fácil, y menos cuándo queremos hacer las cosas bien y a veces no obtenemos los resultados esperados después de poner todo nuestro empeño y paciencia, como estoy segura que habéis hecho, pero es fundamental que nos informemos sobre este trastorno y seamos realistas en nuestros objetivos, constantes en las decisiones que tomemos, y positivos. La primera cuestión es ¿por qué dudas del diagnóstico del neurólogo?, ¿consideras que no le hicieron las pruebas pertinentes?
El diagnóstico tiene que ser acertado, el TDAH puede estar asociado a problemas de conducta y aprendizaje, pero éstos son una consecuencia del mismo, es decir, el origen es cognitivo por tanto la causa de los problemas generalmente es la incapacidad de focalizar la atención. A veces nos centramos en las consecuencias, mientras que el origen del problema nos olvidamos de analizarlo y tratarlo adecuadamente. La inatención tiene repercusiones a nivel escolar y de comportamiento muy problemáticas, pero si no abordamos la causa al mismo tiempo que las manifestaciones iremos más lentos en cumplir nuestros objetivos. La inatención puede tratarse con medicación y con programas específicos para entrenarla.
Hablar con el neurólogo y que os explique qué alternativas existen y valorar los pros y posibles contras. Si decidís que tome medicación llevar un registro de los efectos de la misma, su profesor de apoyo puede ayudaros en la observación en las horas de colegio. El feedback con el médico ha de ser continuo para que la dosis sea la adecuada. Independientemente de que decidáis o no darle medicación, os adelanto que no es suficiente, de hecho, uno de los errores más comunes es otorgarle a la medicación propiedades que no tiene.
La medicación puede ayudar a nuestros niños con TDAH a estar más atentos, incluso más tranquilos, y facilitar así su aprendizaje, lo cual es muy positivo, pero no va a hacer que adquieran nuevos hábitos, o que usen estrategias adecuadas en el estudio, por tanto ha de complementarse con un programa cognitivo y de comportamiento serio y estructurado, en el que los padres y profesores tienen un papel crucial. La vía directa de aprendizaje del comportamiento en estos niños es por modelado.
Es decir, los adultos somos un modelo que el niño inconscientemente imita, y nuestras reacciones son un espejo en el que tratará de reflejarse. La parte más dura como padres, es sin duda el control emocional y mantener la serenidad ante su negativismo y sus enfados, sobre todo cuando aflora en vosotros el cansancio natural a causa de un mal comportamiento que puede convertirse en hábito, por eso debéis trabajar en equipo y apoyaros mutuamente. Tened cuidado con los castigos imposibles, muchas veces son contraproducentes y lo único que consiguen son ponernos en evidencia.
Guiomar Nocito Muñoz
Maestra y Psicopedagoga
Orientaciones
1 El TDAH exige unas normas en casa, pocas, pero con una estructura muy definida y unos horarios establecidos, los límites claros dan seguridad. Pensar que aunque le cueste admitirlos no significa que no los necesite. Hay que empezar por lo más fácil de cumplir. Las normas han de revisarse cada cierto tiempo y hay que informar al niño de los cambios y hablarlo con él en un momento adecuado y concreto, sin improvisaciones. Como padres hemos de ser coherentes y cumplirlo también nosotros. Deben estar redactados en positivo, es decir: “cuando llego a casa cuelgo mi abrigo”, en vez de “no dejo tirado el abrigo en el suelo”, y visibles en algún lugar de la casa (por ejemplo la nevera de la cocina).
2 Es importante tener una rutina diaria de deporte que a vuestro hijo se le dé bien y le guste.
3 Valorar los procesos y el esfuerzo, no sólo los resultados.
4 Facilitarle tareas que pueda realizar con éxito y felicitarle por ello, como por ejemplo darle un pequeño encargo en casa.