Autor: Teresa Artola
Tenemos tres niñas de 12, 10 y 6 años. Nos preocupa que «se llevan fatal». Siempre se están peleando. Los dos mayores tienen celos de la pequeña y se comparan entre sí. Además la mayor padece mucha envidia de la segunda, «la favorita de papá» según ella, ya que ésta es mejor deportista y saca mejores notas. Siempre la está criticando y no pierde ocasión de hacerse notar cada vez que su hermana destaca por algo. ¿Qué nos pueden aconsejar al respecto?
La rivalidad y las peleas entre hermanos son algo prácticamente inevitable en la familia: los hermanos constituyen una parte fundamental de nuestra vida, con frecuencia pasamos más tiempo con ellos que con nuestros padres: comemos juntos, jugamos juntos, pelamos juntos… lo que da lugar a una relación muy íntima pero también muy competitiva. Con los hermanos ensayamos sentimientos y conductas sociales: aprendemos a ceder, a discutir, a trabajar…. Compartimos con ellos una historia común, unos valores, unos recuerdos…
Los conflictos son frecuentes por varias razones: El deseo de monopolizar a los padres. El de dominar y competir. El «instinto de territorialidad»: búsqueda de un espacio o lugar en la familia. Algunas actuaciones inadecuadas de los padres: favoritismos inconscientes, comparaciones, intervenir en sus trifulcas, alentar la competición… Más frecuentes cuando los hermanos son del mismo sexo: comparaciones.
Las relaciones entre hermanos se caracterizan por la presencia de sentimientos ambivalentes: amor, pero también rivalidad, envidia… En la mayor parte de los casos se superan fácilmente y pueden constituir una fuente excelente de para el aprendizaje.
No obstante, en algunos casospueden degenerar en celos ansiosos y hostiles.
¿Cómo actuar?
1. No dramatizar: actuar con cariño y paciencia. No castigarle ni echarle en cara continuamente su comportamiento. Procurar ignorar sus «llamadas de atención» a través de conductas negativas.
2. Tratar a cada niña individualmente sin comparar: buscando aquello en que destaque cada una y elogiarle individualmente.
3. Dedicarle un tiempo específico: cada hijo debe sentirse «protagonista» en su familia: dedicarle unos minutos por la noche para hablar con ella, pedirle que te ayude en la cocina…
4. Cuidado con las comparaciones y las «etiquetas»: el listo, el tranquilo, el llorón, el divertido…
5. Fortalecer su autoestima siguiendo las pautas antes comentadas.
6. Darle algunos privilegios por ser «la mayor».
7. Mostrar que el cariño es incondicional: no dependiendo de sus logros, de su rendimiento.
8. No ceder ante sus caprichos, ni sus manifestaciones de celos: que no aprenda que «los celos son rentables».
9. Procurar crear un clima familiar agradable: hacer planes familiares; gomentar la ayuda entre hermanos o hacer que las hermanas puedan vertirse juntas como «chicas».