Autor: Luis Manuel MARTÍNEZ
Mi hijo era un magnífico estudiante en Primaria, yo estaba pendiente de él e intentaba reforzar sus deficiencias… y todo iba bien, estaba contenta porque ante tanto fracaso escolar, mi hijo se salvaba porque su madre estaba pendiente de él. Ahora tiene 13 años y ha traído 8 suspensos, su madre sigue pendiente de él, no es un chico que salga todos los días, hace siempre los deberes…y le importan mucho las notas que saca… y ha sacado 8 suspensos.
Esto sólo puede tener tres explicaciones: 1. Mi hijo tiene el coeficiente intelectual de un pollo. 2. Mi hijo pasa 3 horas diarias mirando los libros en su habitación, y me engaña. 3. Este sistema educativo es un asco porque si mi hijo va a tener los mismos resultados que los niños que están todo el día por la calle, sin estudiar, pues por lo menos que salga y se lo pase bien. ¿De quién es la culpa? No me digáis que hay que estar pendiente de ellos porque yo no hago otra cosa… Estoy desesperada.
JULIA. ZARAGOZA
Mira, Julia, entiendo perfectamente el disgusto que te embarga, y es comprensible que te sientas dolida, pero estos pensamientos no te ayudarán a que te sientas mejor, y menos harán que tu hijo apruebe… De entrada, tienes que saber quitarle hierro al asunto y aceptar los hechos como son, sin buscar culpables, que no eres ni tú, ni tu marido, ni tu hijo. Sencillamente es una realidad desagradable de la que se puede aprender mucho y de la que se puede salir si confías en tu hijo. Es importante no dramatizar. Ni tú has fracasado en la educación de tu hijo ni él ha fracasado en su vida… Es una etapa más del camino y mientras exista camino se puede seguir avanzando. No puedes pararte porque el sistema educativo sea inadecuado, ni porque tu hijo esté desorientado, ni por el peso de tus propios errores del pasado… ¡Quítate esa gran mochila! Y al menos conseguirás un gran alivio para seguir caminando con frescura. El dato objetivo es que a tu hijo le han quedado 8 asignaturas en la primera evaluación, pero lo que realmente te está haciendo sufrir es tu sentimiento de culpa… Tienes que perdonarte a ti misma. Para salir de esta situación, primero tienes que comprender, aceptar, perdonar y perdonarte, olvidar los males sufridos y sólo quedarte con lo que has aprendido. Tu hijo también está aprendiendo y también sufre aunque quiera dar otra imagen. Necesita tu confianza incondicional y sentirse muy valorado en casa. ¿Y cómo nos sentimos valorados? Cuando sabemos que lo malo que ocurre es temporal pero tú no eres así y te exijo con cariño y esperanza para que seas eso que tú y yo sabemos que eres… Confía y vuelve a luchar por aquello que sabes que da sentido a tu vida. Con todo esto, te recomiendo mi librito que te resultará de mucha ayuda, El estudio de los hijos: Soluciones para padres, de la Editorial Palabra. Verás como saldrá bien.