Continuamos con el compromiso adquirido en números anteriores de ir publicando algunos casos de alumnos que hemos tratado en los últimos años para que puedan servirles a padres y a profesores como ejemplo.
El padre nos pide un estudio de su hija, nos comenta que en los dos años y medio que cursa estudios de Arquitectura en la Universidad fracasa en todo y sólo ha aprobado dos asignaturas de primero.
“Durante los años que estuvo en el colegio aprobaba todo al final del curso, pero durante el año todo eran suspensos y broncas. No sé cómo se las arreglaba pero en junio aprobaba todo.
En el colegio era la más guerrera, la tenían como una niña especial, que cuando quería era la mejor pero no quería casi nunca. Me decía el tutor que era una niña superdotada y yo le decía que me podía haber salido normalita.
Ahora en la Universidad es un desastre, no sé qué hacer.
Tengo siete hijos de tres matrimonios, me he casado tres veces y esta niña es la mayor y la única de mi primer matrimonio. Sus seis hermanos la adoran, pero a mi esposa, que es profesora, y a mí nos está volviendo locos. Yo soy constructor y no tengo mucho tiempo para hablar con ella”.
Realizadas las pruebas de inteligencia, efectivamente se obtienen unos resultados de una inteligencia altísima, con un CI de 141. Efectivamente su potencial intelectual la permite obtener unos resultados académicos excelentes pero, como nos comenta el padre, no es así.
Intentamos encontrar las causas por las que esta alumna persiste en su fracaso académico permanente sin visos de recuperación.
Los indicadores emocionales nos muestran una joven con rasgos de inseguridad, impulsividad, cambios en su estado de humor, búsqueda larvada, pero constante de aprobación y apoyo y signos de agresividad.
En el cuestionario de intereses profesionales, escoge Bellas Artes y rechaza Arquitectura, añadiendo una coletilla: “ni me gusta ni quiero, porque me la impuso mi padre”.
En su personalidad, destaca ser una persona creativa que huye de la mediocridad. Tiene un espíritu bohemio e independiente. Mantiene una actitud de despreocupada confianza y se comporta de forma enérgica y dominante, pudiendo llegar a ser terca y obstinada. Su tolerancia ante la frustración es baja.
En las relaciones interpersonales se detecta insatisfacción y compulsión por sentirse identificada. No encuentra ni amigos ni amigas, se siente sola, pues inhibe su capacidad de relación por temor a los supuestos daños que puedan provenir del exterior.
En las relaciones familiares se encuentra muy contenta con sus hermanos, pero vivencia una estructura familiar desorganizada; no obstante, lo tiene totalmente asumido tanto a nivel emocional como a nivel racional. La actitud de sus padres le enfada: “Sólo le da importancia a los estudios. Yo desearía que se fijara en mí por lo que soy, no por mis resultados”.
Ella se siente triste, insatisfecha consigo misma, culpable de sus fracasos, descontenta de sus actos, está preocupada por dolores y trastornos. Su único deseo, demostrar a su padre que es capaz de ser responsable y que necesita su confianza.
Conclusión, la alumna atraviesa por una gran ansiedad que la provoca somatizaciones como consecuencia de su angustia, a veces siente que le falta el aire al respirar.
Se la diagnosticó y se la aportaron cuantas ayudas necesitaba. Además de la atención especifica de los profesionales, la excelente mejora se produjo al cambiar de carrera y tras el radical cambio de actitud de su padre.
Está en el último curso de carrera y me confiesa ser muy feliz.