Dedico este artículo a los padres separados que se encuentren en una situación de indefensión frente a su ex cónyuge.
Autor: Paulino CASTELLS
Expuse como primicia este nuevo trastorno de la relación de pareja que he acuñado con la denominación de Síndrome de Indefensión Parental (SIP) en la revista Psychologies, de la que soy colaborador, en el mes de junio de este año 2008.
Este síndrome me ha surgido en la práctica clínica después de ver multitud de casos de separación y divorcio de parejas que han quedado en lo que vengo a llamar situación asimétrica de poder. Es decir, que uno de los ex cónyuges se halla en una situación de poderío (económico, judicial, social, etc.) que le permite una superioridad en el ejercicio de sus acciones con respecto al otro cónyuge y sobre la familia en general. Mientras que el otro miembro de la pareja se encuentra en una situación de indefensión con respecto a los movimientos que ejecuta esta otra parte prepotente. Tengo que advertir que estas situaciones, pueden ser reales o aparentes, pero, en la práctica, los protagonistas que asumen el papel de víctimas las viven siempre como reales.
Las reacciones del ex cónyuge que se considera en inferioridad de condiciones acostumbran a pasar por varias fases. En una primera fase, podemos encontrarnos ante una actitud de crítica interiorizada y racionalizada ante las acciones que efectúa la ex pareja vejatoria (lo que denomino ‘respuesta de crispación contenida’), como si el miembro que se siente victimizado intentara encontrar una explicación o justificación al porqué de las actuaciones que se viven como agraviantes, y así, de esta manera, al asumirlas como inteligibles (aunque en realidad sean incomprensibles), se tranquilice el miembro que se siente indefenso y pueda transmitir estas elucubraciones tranquilizadoras a los hijos a su cargo.
Otra fase que puede presentarse (bien sea a continuación de la primera o como inicial reacción), será la aparición brusca o progresiva de una reacción defensiva exteriorizada (respuesta de violencia manifiesta), contraatacando con virulencia, tanto a nivel verbal (a veces, también físico) como en las acciones judiciales que se emprendan, actuando en solitario o con la alianza de los hijos.
Pudiendo llegar a una última fase (aunque también es posible que ésta se presente en primera instancia), en la que el miembro que se encuentra en situación de indefensión llegue a sufrir un cuadro ansioso-depresivo que desemboque en un estado de desesperación tal que le deje inerte e impotente para responder a los agravios de la otra parte (lo que he venido a llamar ‘respuesta de inhibición conductual’).
En conclusión, este Síndrome de Indefensión Parental (SIP) explicaría muchos casos que se diagnostican como de manipulación de los hijos por parte de un ex miembro de la pareja (habitualmente el que tiene los hijos a su cargo) en contra del otro y que se han venido a etiquetar equivocadamente con el supuesto Síndrome de Alienación Parental (SAP), anunciado por el psiquiatra estadounidense Richard Gardner en 1985.
Si observamos atentamente la dinámica de los hechos, se evidencia una pura cuestión de supervivencia para un miembro de la pareja. También de una situación extrema de no querer desprenderse de lo que uno cree que es suyo e irrenunciable (y los hijos son quizás lo único que ha quedado junto a él o ella después de la separación y probablemente el único motivo que le mantiene con ánimos para seguir viviendo y luchando).
Propongo que los psicólogos, psiquiatras, abogados y jueces de familia sean extremadamente cautelosos a la hora de diagnosticar, pleitear y dictar sentencias, porque es muy fácil dejarse llevar por “supuestas evidencias”, a menudo hábilmente manipuladas, que crean apreciaciones erróneas en la turbulenta dinámica familiar postseparación (aunque, no obstante, sea de vital importancia detectar los casos de auténtica manipulación de hijos contra un determinado progenitor). Es fundamental hilvanar muy fino en estas situaciones, porque, en caso de error, las consecuencias pueden ser muy graves para padres e hijos.