Quiere usted saber el grado de consumismo en que está atrapado su nieto? Practique, al instante, el “test de la mirada indiscreta”. Lo he ideado para dar un toque de atención al colectivo de abuelos que se pasan de dadivosos y lo he incluido en mi último libro Queridos abuelos (Ed. Ceac).
¿En qué consiste este test? Muy fácil de realizar en niños a partir de los dos o tres años de edad. La mecánica es muy simple, fíjese bien: sólo tiene que advertir adonde mira su nieto cuando a usted le abre la puerta de su casa.
El resultado se cuantifica en muy pocos segundos, prácticamente al instante. Ya que cuando el nieto ve al abuelo (o a la abuela, claro está) entrar en su casa, la experiencia me demuestra, que sólo puede dirigir la mirada a dos sitios determinados: a los ojos o a las manos del abuelo. Pues bien, si mira directamente a sus ojos –entrecruzándose así dos tiernas y amorosas miradas– es que tiene usted un nieto que agradece su presencia por el simple hecho de ser usted quien le visita. Mientras que si su inicial mirada no la dirige a sus ojos, sino que la dirige a sus manos –primero a una y, rápidamente, a la otra–, puede usted dictaminar al momento que se encuentra ante un nieto consumista, al cual lo único que le interesa de su visita es si lleva algo en las manos para regalarle…
Así, pues, ante el nieto inquisidor recalcitrante que pregunta a bocajarro al abuelo: “¿Qué me traes?”, la respuesta inmediata debe ser: “Te traigo el mejor regalo: ¡yo mismo!”.
En esta línea, comenta el veterano escritor Josep Maria Espinàs: “Estas personas amables que insisten “¿Qué quieres que te regale?”, tendrían que adivinar que no hay ningún objeto concreto que pueda gustarnos tanto como la amistad, la conversación, la sonrisa, la comprensión, el silencio, la vida que nos permiten compartir”.
Pero, cuidado, que nadie entienda que con lo que llevo dicho quiero erradicar los puntuales regalos de juguetes o golosinas en fechas señaladas. Cuando toca, hay que hacerlos: santos, aniversarios, Primera Comunión, Navidad, Reyes Magos… ¡Faltaría más! z