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Claves para una buena comunicación en familia

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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¿Hablamos?’ es un libro escrito por Ferrán Ramón Cortés y Alex Galofré. Su objetivo es facilitar espacios de comunicación en la familia, en la pareja, en los equipos de empresa…

Por Eva R. Soler

Los autores recalcan las bases para fomentar conversaciones que potencien el entendimiento entre todos los miembros de la familia.

“Como familia necesitamos conocernos mejor, ser capaces de decirnos lo que nos une o lo que nos separa, alinear preferencias o visiones, deshacer malentendidos, resolver conflictos, compartir vivencias o borrar creencias. Y lo tenemos que hacer hablando”, sostienen Ferrán Ramón Cortés y Alex Galofré en ¿Hablamos? (Ed. Penguin Random House) y nos aconsejan las siguientes dinámicas para crear espacios de comunicación en casa:

-Establecer unas reglas. Es la base para que la comunicación fluya sin reparos y sin miedos. Entre todos podemos construir un decálogo que aborde cuestiones como: ¿Qué está permitido decir? ¿Son importantes la sinceridad y el respeto? ¿Qué nos falta para abrirnos? ¿Qué nos sobra? ¿Qué es importante que pase a partir de ahora? Es fundamental que para la elaboración de estas reglas participen todos los miembros de la familia.

-Hablar en primera persona para evitar los juicios y los ataques. Cada uno habla de lo que le pasa sin atacar y sin juzgar. Es decir: “Tú no me estás faltando al respeto, sino que yo no me siento respetado”. Hablo de lo que me está ocurriendo, no de lo que tú estás haciendo. Esto parece un cambio muy pequeño, pero es radical para que las conversaciones puedan funcionar.

-Hacer uno mismo lo que le gustaría que hicieran los demás. Si tú quieres que tu hijo haga algo, hazlo tú mismo. La valentía es un ingrediente fundamental para una buena comunicación y nos toca a los padres ponerla encima de la mesa. “Si yo me abro con mi hija y le cuento mis preocupaciones, es posible que le esté dando un ejemplo para que ella haga lo mismo. Si simplemente le pregunto ¿cómo estás? lo más seguro es que se me cierre en banda”, afirma Ferrán.

-Entender que los conflictos son positivos. “Que se genere un conflicto es una buena noticia porque significa que nos estamos atreviendo a hablar y a dar nuestra opinión”, sostiene Alex. Nuestra opinión no siempre va a coincidir con la del otro, por lo que tenemos que aprender a debatir y a discutir para llegar a una acción que nos ayude a un entendimiento. “Por el contrario, tapar conflictos es crear un enrarecimiento del ambiente que degrada la convivencia de forma alarmante”, añade Ferrán. Podemos utilizar las reglas de comportamiento para resolver los conflictos.

-Promover una mirada de los rasgos positivos de todos. Podemos organizar una sesión que recupere para cada miembro algo que apreciemos y que nos gusta de él. Es el momento de propiciar una mirada limpia, nueva, con ojos nuevos para mirarnos como somos. A este ejercicio lo llaman el redescubrimiento: Se trata de que todos los miembros nos digamos: “Es verdad que… seguido de un reconocimiento: “Es verdad que eres muy ordenado o muy generoso”. Recuperemos una mirada positiva en vez de centrarnos en lo que no soportamos y que nos hace olvidar lo bueno.

-¿Qué necesitamos los unos de los otros? Después de ese ejercicio, nos podemos pedir entre nosotros lo que necesitamos unos de otros. Y que entre todos podamos decir: Para que la familia funcione necesitamos que tú hagas… Y así, con todos. Esto nos ayuda a alinearnos, a sincronizarnos y a potenciar el valor que tiene cada uno.

-Los padres tienen que ser uno más.“A la hora de elaborar reglas, de realizar esos ejercicios, de iniciar una conversación…los padres tienen que ser uno más, porque a la que sale la autoridad paterna, todo se va al traste. Es decir, los padres tenemos que saber estar y ser capaces de escuchar y recibir el feedback de lo que le está molestando a un hijo. No puede salir ese punto de autoridad: yo soy tu padre y sé por qué hago esto. El hijo de 8 años o el adolescente tiene que tener la misma fuerza y la misma voz que los padres porque si no, difícilmente, se van a sentir identificados y no van a querer conversar, ni participar en lo que propongamos”.

-Realizar una ITV familiar. La familia está viva y en continuo movimiento así que, ¡ojo! porque a lo mejor en un momento dado funciona bien la comunicación, pero si nos acomodamos, las complicidades pueden caducar y pasado un tiempo, nos convertimos en perfectos desconocidos. Por eso, es importante revisar que lo que creemos y percibimos del otro sigue siendo así. En este sentido, funciona bien la dinámica de las creencias: Por ejemplo: “Tengo la creencia de que te molesta que te de feedbacky por eso, no lo hago tanto como antes”. A partir de la confirmación o el desmentido podemos volver al camino de la complicidad.

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