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Colegios sin notas: ¿cómo se evalúa?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Los métodos de enseñanza están cambiando, sin embargo, el modo de evaluar a los alumnos parece estancado en el pasado. ¿Es posible dejar de hacer exámenes y de poner notas?

 

Por Terry Gragera

Los expertos están de acuerdo en que el escolar necesita de una evaluación para avanzar en el proceso de aprendizaje. Así lo señala la mismísima OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), responsable de los Informes PISA, que la destaca como un elemento clave en la educación. Sin embargo, el tipo de examen y cómo se trasladen esos conocimientos a un boletín de notas genera más controversia. Algunos centros que han emprendido una renovación pedagógica tratan también de que estos cambios impliquen un nuevo modelo para evaluar.

En España, las notas suelen ser numéricas, del 1 al 10 en la mayoría de los casos. El problema de este sistema, según sus críticos, es que da muy poca información acerca del rendimiento real del alumno. Un estudiante que saca un 6 puede dominar perfectamente una parte del contenido y desconocer otra por completo. Es decir, no se traslada lo que ha aprendido el alumno, lo que comprende ni las competencias que tiene. Por este motivo, están surgiendo otras formas de evaluación, como la que se ha implantado en Cataluña, donde en Primaria se han abandonado las notas numéricas para pasar a cuatro niveles: adquisición excelente, adquisición notable, adquisición satisfactoria y no adquisición. Con esta medida se pretende que la evaluación se convierta también en una herramienta de orientación para padres y alumnos.

En la Escola Sadako, de Barcelona, la innovación ha llegado también a la forma de evaluar a su alumnado. “La evaluación que se hace para aprobar es diferente a la que se hace para aprender. La evaluación puede ser muy interesante, pues me hace ver en qué aspectos tengo que mejorar y replantearme mis procesos de aprendizaje”, indica José María Vives, jefe de Estudios del centro. En la Escola Sadako, los alumnos pasan por una autoevaluación, por una coevaluación (entre sus iguales) y por la evaluación del profesorado. De esta manera, se trata de una evaluación conjunta donde el alumno sabe siempre previamente qué se le va a pedir y de qué se le va a evaluar. “Nosotros no trabajamos por materias ni con libros de texto sino con materiales didácticos propios que diseñan los profesores con las competencias y las habilidades a dominar por los alumnos”, aclara. Tras el trabajo con lo que ellos denominan “brújulas de aprendizaje”, que suele ser en grupo y prolongarse varios meses, los alumnos tienen que autoevaluarse y reciben la evaluación de sus compañeros y de sus docentes, siempre del 1 al 4, “y acompañados de comentarios”.

“Mas que un examen al uso de preguntas y respuestas, nos interesan los procesos y que adquieran competencias y habilidades. Por ejemplo, más que pedirles que se sepan algo de memoria, les facilitamos estrategias para que cada alumno pueda valerse de la memoria que mejor le funcione: visual, auditiva…”, explica José María Vives.

Para este docente, la implicación de los padres también es muy importante, por lo que, puntualmente, se les pide a las familias que participen en la evaluación. De la misma forma, los progenitores tienen acceso a lo que denominan “cuaderno de bitácora”, donde se guarda toda la información sobre la evolución del alumno, desde sus relaciones en el patio, los encuentros con sus tutores, sus proyectos, la evolución de sus aprendizajes…

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