SILVIA ÁLAVA
// PSICÓLOGA //
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Se acerca el final de curso, y en el mayor de los casos los niños pasarán de curso escolar, pero hay otros que no habrán conseguido llegar a los objetivos establecidos y tendrán que repetir curso.
Cuando un niño tiene que repetir, es importante hacer un análisis en profundidad para saber cuál es la causa de su repetición, no es lo mismo un niño que repite porque tiene problemas de aprendizaje, que otro que no se esforzó. Dicha evaluación no debe ceñirse solo a los contenidos escolares, sino que debe de incluir un análisis exhaustivo de los procesos neuropsicológicos, (por ejemplo, cómo está a nivel de razonamiento, a la hora de relacionar la información, en el cálculo y el razonamiento numérico, en la memoria, tanto a corto plazo cómo a largo plazo, si tiene problemas de atención, cómo es su lectoescritura, si se entera bien de lo que lee, cómo es capacidad de expresión tanto oral como escrita, si es capaz de organizarse él sólo y trabajar de forma autónoma…) es decir, hay que saber en qué áreas específicas están sus dificultades y cuáles son sus puntos fuertes, para saber cómo ayudarle tanto a superar las dificultades como a compensarlas. Se trata de utilizar el curso para reforzar aquellos procesos en los que el niño no haya alcanzado el nivel suficiente, no solo trabajar el contenido. Cuando los niveles alcanzados en procesos básicos que pueden afectar en todas las áreas escolares, como la lectura comprensiva, la capacidad de razonamiento… se encuentran muy por debajo de su curso escolar, conviene que repitan y utilizar el año de la repetición en trabajar dichos procesos. Puede darse el caso que incluso sea aconsejable pensar en un cambio de colegio que se adapte más a las dificultades detectadas.
Es diferente cuando el niño tiene un nivel adecuado en todos los procesos de aprendizaje y está fallando en contenidos puntuales. Dicha evaluación nos mostrará si estos contenidos se pueden aprender y reforzar sin la necesidad de repetir curso. No olvidemos que además hay que valorar al niño de forma holística y también tener en cuenta otros factores como sus competencias emocionales y sus habilidades sociales, para saber cómo se va a enfrentar a esa repetición, dado que en casos de niños con bajas habilidades sociales o pocas competencias emocionales, el repetir puede ser muy duro y habría que evitarlo.
Siempre conviene enfocar la repetición de forma positiva, incluso aunque esta haya sido porque el niño no se esforzó lo suficiente. Se trata de poner de nuevo contador a cero y explicarle que sabemos que este curso va a ser diferente, que se va a esforzar más, enviarle mensajes positivos del tipo: “sé que lo puedes conseguir”… empezar con reproches y sacando a relucir los problemas del curso anterior no es la mejor forma de iniciar el nuevo curso escolar.
El cómo un niño se tome la repetición del curso escolar, dependerá mucho de cómo lo lo planteen los padres y los profesores, por eso será fundamental enfocarlo de forma positiva, nunca como un castigo, explicando al niño que la repetición le va a servir para llevar las cosas mejor preparadas, para que le cuesten menos los siguientes cursos escolares… Cuando se trata de niños más inmaduros, incluso pueden sentirse más cómodos con los niños un año más pequeños, por lo que también le podría ayudar a afianzar nuevas amistades.
Si puede mantener la amistad con sus antiguos compañeros sería perfecto, pero hay que conseguir que se integre lo antes posible con los nuevos niños de su clase. Conviene que los primeros días esté sentado con algún alumno que le pueda ayudar tanto a integrarse en el nuevo grupo, como a comprobar que sigue la dinámica y el ritmo de trabajo de la clase.
Otra cuestión fundamental será mantener un contacto muy estrecho con el tutor, para que a la primera muestra de aburrimiento, el primer día que no ha hecho los deberes, o que no haya estudiado un examen nos avise. Hay que actuar de inmediato para evitar que la situación vaya a más y que cada vez esté más desmotivado.
Cuando un niño repite es una forma de afianzar los aprendizajes y de reforzar los procesos donde tiene esas dificultades, bien enfocado le ayudará a coger una mayor seguridad en sí mismo, y pasar los nuevos cursos escolares con un menor desgaste emocional. Lo ideal sería hablar con el tutor, para que sabiendo las características del niño, adapte los ejercicios a su forma de aprender. Esta opción no siempre es posible, pero lo que sí que sería conveniente es no repetir exactamente los mimos ejercicios que el año anterior, para evitar que el niño se desmotive, no los haga, y que la falta de motivación favorezca que aparezca el rol de mal estudiante.
Hay niños que por sus dificultades pueden necesitar un apoyo específico, pero este tiene que enfocarse a trabajar los procesos y las áreas en las que tiene dificultades o no se encuentra en el nivel esperado, nunca como una sobrecarga de trabajo o como deberes extra, pues si no, pueden llegar a producir el efecto contrario, y en lugar de vivirlo como una ayuda, creerán que es un trabajo extra y un castigo.
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Colegiado M-16238
Directora del Área Infantil Centro de Psicología Álava Reyes
Madrid 2 de mayo de 2016
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