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Deberes escolares: Estrés ‘laboral’ con 8 años

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La pandemia ha puesto sobre la mesa de nuestra cocina la cantidad de trabajo escolar que afrontan diariamente nuestros hijos. ¿Estamos saturando su infancia con tareas que extendemos a su tiempo libre?

Por Ana Veiga

El año 2020 será recordado como el año de la pandemia mundial del Covid- 19. Pero seguramente para muchos padres y madres, el principal recuerdo será de la ingente cantidad de trabajo escolar que se vieron obligados a hacer con sus hijos. De hecho, la psicóloga Vinka Jackson alertaba en redes sociales de las nuevas dolencias que esto les puede provocar en su salud mental y física, centrando su preocupación en el estrés.

Una encuesta sobre la salud de los niños en edad escolar hecha por la OMS en 2012, mencionaba a España como uno de los países en donde hay un mayor porcentaje de niños y niñas que se sienten «presionados» por las tareas para casa. Nuestro país iba subiendo en el ránking conforme la edad aumentaba, pero ya desde los 11 años se detectaba un elevado porcentaje de niños (34%) y de niñas (25%) agobiados por el exceso de ejercicios para casa.

Para Ana Kovacs, psicóloga en una clínica homónima, esta encuesta no se aplica a día de hoy porque los deberes no existen como tales. “Desde 2012 no hay deberes obligatorios, sólo recomendaciones. Las tareas están organizadas para poder hacerlas durante el horario lectivo. Cuando no se terminan en ese tiempo es cuando suelen llevarlo a casa y es ahí cuando empiezan las diferencias individuales”, explica.

Sin embargo, Rosa, madre de Óscar (8 años) en la provincia de A Coruña, se sorprende con esa afirmación. “¿Que los deberes no son obligatorios? A mi hijo le mandaban deberes obligatorios tres días a la semana (lunes, miércoles y viernes)”. Se refiere a antes de la pandemia del Covid-19, cuando en su colegio le mandaban tareas a su hijo que suponían una hora al día. Rosa mira con recelo las tareas: “creo que está bien que aprendan, pero sería genial que pudieran dedicar su tiempo libre a aprender otras cosas”.

Luis, profesor en Galicia, explica que la cantidad de deberes depende de cada comunidad autónoma. “Aquí se pueden establecer tareas extraescolares siempre que estas sean compatibles con la vida familiar y social del niño, es decir, que no se les puede saturar; pero la realidad es que cada profesor hace un poco lo que quiere”, admite.

Una encuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicada en 2016 –hecha en 2013-14– se mencionaba a España como uno de los países en donde había un mayor porcentaje de niños y niñas que se sentían «presionados» por las tareas escolares para casa. La OMS advertía: «el estrés relacionado con el colegio tiende a ser padecido por jóvenes con elevados niveles de presión escolar y se caracteriza por un incremento de comportamientos que ponen en riesgo la salud, problemas físicos como dolor de cabeza, dolor abdominal, dolor de espalda o mareos; y síntomas psicológicos, como sentirse triste, tenso o nervioso».

Por su parte, Miguel Angel Rizaldos, psicólogo clínico y autor del libro Guía para papás y mamás en apuros, cree que el hecho de que el niño sienta “presión” no tiene por qué ser negativo por sí mismo porque “la presión forma parte de la vida y cuanto antes sepas manejarla sin desbordarte, mejor lidiarás con ella de adulto”. Aunque hace un ejercicio de empatía y admite que “a nadie le gustaría que su jefe le pida que haga unas horas más de trabajo al día para no perder el hábito”, razona. “El descanso y el disfrute del juego también son necesarios para el sano desarrollo emocional de los niños”.

Lo más importante es cómo esa presión y carga escolar repercuten en las relaciones familiares y sociales. “Hay que tener en cuenta que gran parte de la estabilidad emocional de un niño la brinda principalmente la relación con sus padres y esto no es posible si las tareas escolares condicionan un ambiente emocional continuamente negativo”, argumenta el psicólogo, que añade: “existen pocos estudios que demuestran la utilidad, a nivel cognitivo, de los trabajos escolares en tiempo de ocio y sin el apoyo pedagógico de los profesores”.

Quintos en deberes

De hecho, en un ranking publicado por la OCDE en 2012 se situaba a España como el quinto país que más trabajo para casa mandaba a los niños –se hablaba de una media de 6,5 horas de ejercicios a la semana, frente a 4,9 de media en los demás países–. Es cierto que hoy en día, la regulación a este respecto ha cambiado pero Rizaldos cree que seguimos cerca de esa cifra “si incluimos las actividades extraescolares o actividades educativas en su día a día que se les proponen como que, si van a la playa o a la montaña, se fijen en el entorno y hagan un dibujo o redacción sobre el tipo de fauna y flora, etc”. Reivindica el tiempo de juego libre ya que es el momento “en que el ser humano aprende a desarrollarse, a negociar, a asumir normas, turnos, socializarse, seleccionar amigos, desempeñar roles…”.

Cuando nuestro hijo no cuenta con ese tiempo de ocio, podemos llegar a hablar de ‘estrés infantil’. ¿Cómo podemos detectar si sufre de estrés y cómo podemos ayudarle? Ana Kovacs nos habla de síntomas como “irritabilidad (llanto fácil), desmotivación o tristeza, entre otros; a veces se producen también etapas de pesadillas”, aclara. “Los padres somos la pieza clave para ayudar a afrontar el día a día, priorizando y organizando los tiempos pero también escuchando los niveles de exigencia, sobre todo los nuestros”.

Ocho formas de ayudar a tu hijo a gestionar la ansiedad, por MIGUEL ANGEL RIZALDOS

1. Dile tu interés con claridad. Habla con tu hijo cuando te des cuenta que hay algo que le preocupa.

2. Escucha a tu hijo/a. Pide que te cuente lo que le preocupa. Evita juzgar, culpar, dar sermones o decir lo que crees que debería haber hecho.

3. Empatiza, valida y comenta brevemente las emociones que crees que podría estar experimentando tu hijo/a.

4. Pon nombre a lo que le ocurre a tu hijo. Muchos niños/ as todavía no tienen palabras para expresar sus sentimientos.

5. Ayuda a tu hijo/a a buscar alternativas de solución.

6. Limita el estrés innecesario a que se somete tu hijo/a. Si ciertas situaciones están provocando estrés en él/ella, fíjate en si hay formas de cambiar las cosas. Por ejemplo, si hay un exceso de actividades extraescolares.

7. Muéstrate presente y disponible. A los niños/as no siempre les apetece hablar sobre lo que les preocupa pero deja claro a tu hijo/a que estarás a su lado cuando tenga ganas de hablar.

8. Sé paciente. Duele ver a tu hijo/a infeliz o preocupado, pero intenta no dejarte llevar por la necesidad de resolverle todos los problemas.

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