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Eduardo Infante: “Quiero recuperar la dimensión práctica que la filosofía no debió de perder nunca”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Eduardo Infante, profesor del Instituto San Eutiquio La Salle de Gijón, ha revolucionado la filosofía y la vida de sus alumnos haciendo uso de Twitter en sus clases como herramienta educativa. Sus #FiloRetos, basados en el concepto de gamificación, han hecho accesible y entretenida para sus alumnos una asignatura que a través de la clase magistral muchas veces resulta “abstracta y sesuda”. ¿Quién dijo que la filosofía no podía ser divertida?

Por Adrián Cordellat

¿Cómo nace la idea de utilizar Twitter como herramienta para tus clases de filosofía?

Recuerdo perfectamente el día que comenzó toda esta historia. Era el comienzo de un nuevo curso y observaba a mis alumnos desde la sala de profesores durante su recreo. La estampa se la pueden imaginar, apenas hablaban entre ellos y tecleaban en sus móviles como alma que les lleva el diablo. Un compañero que también los observaba, me dijo algo así como “vaya desastre de generación, no hablan entre ellos, son unos individualistas”.

¿Lo son?

Tanto entonces como ahora creo que mi compañero se equivocaba. Nuestros alumnos sí que estaban comunicándose, y seguramente debatiendo con inteligencia sobre los temas que les apasionan, pero lo hacían a través de una pantalla. Entonces me dije a mi mismo: “¿Y si en vez de sacarlos de la pantalla y meterlos en el aula de filosofía, les meto el aula de filosofía en la pantalla?” Y así empezó todo, al día siguiente comencé con el primer #filoreto en Twitter.

¿Qué buscas con esta vuelta de tuerca en las clases? ¿Cuáles son tus objetivos?

Lo que hay detrás de este proyecto no es otra cosa más que recuperar para mis alumnos la dimensión práctica que la filosofía no debió de perder nunca. Desde que soy profesor de esta apasionante disciplina, he intentando que en mis clases se produjese un doble movimiento: el primero es el de acercar a los alumnos a los grandes textos y las grandes cuestiones, que a mi me entusiasmaron y me cambiaron la vida, a mejor; El segundo es el de llevarles la filosofía a sus vidas como una herramienta que quizás no les garantice la felicidad, pero que seguro les hará vivir sus vidas con una mayor profundidad.

«Me dije a mi mismo: “¿Y si en vez de sacar a los alumnos de la pantalla y meterlos en el aula de filosofía, les meto el aula de filosofía en la pantalla?”

 

Yo tengo que reconocer que soy muy fan de tus vales “para rascarte la barriga mientras tus compañeros hacen deberes” o “para convalidad una pregunta del próximo examen” que acompañan a tus #FiloRetos. ¿Sirve esto de motivación para los alumnos?

Los #filoretos se basan en el concepto de gamificación educativa, que no es otra cosa más que diseñar procesos de aprendizaje como si fueran un juego, y todos sabemos el poder de motivación de los juegos. Pero lo más gratificante que tiene este proyecto para un profesor de filosofía como yo es que tus alumnos te confiesen que lo primero que hacen por la mañana al levantarse es coger sus móviles para ver cuál es el #filoreto del día. Que una alumna te diga: “me tienes haciendo filosofía todas las mañanas mientras me plancho el pelo”, es algo que no tiene precio. De eso se ha tratado este proyecto, de llevar mi materia a sus centros vitales.

¿Y cómo han reaccionado ante tus #FiloRetos? ¿Has notado que aumentaba su implicación en el aula?

La implicación de mis alumnos en su proceso de aprendizaje es muy alta, pero esto no es fruto de la casualidad, sino que hay una base científica, las inteligencias múltiples, que explica porque estas metodologías son tan eficaces. En mi aula intento diseñar una serie de entornos de aprendizaje que posibiliten a mis alumnos trabajar todas y cada una de esas inteligencias y además, hacerlo de manera interconectada. Al mismo tiempo, intento elaborar una enseñanza más individualizada que atienda las cualidades y los intereses de mis alumnos. La metodología que uso no sólo toma como punto de partida las vidas de mis alumnos sino que además tiene como meta que puedan aplicar los conocimientos adquiridos a su realidad cotidiana. Y para conseguir estos objetivos he comprobado que las nuevas tecnologías y las redes sociales pueden ser unas herramientas extraordinarias.

«Quiero llevar filosofía a las vidas de mis alumnos como una herramienta que quizás no les garantice la felicidad, pero que seguro les hará vivir sus vidas con una mayor profundidad»

 

La verdad es que envidio a tus alumnos. En mi caso tuve una mala experiencia con la filosofía cuando era estudiante. La típica clase magistral. Un día tras otro. Creo que nadie en mi clase aprendió nada. La prueba es que al año siguiente era optativa y nadie la eligió. ¿Han cometido muchos profesores de filosofía el error de hacerla aburrida e incomprensible?

Te comprendo perfectamente. Yo tuve una experiencia muy similar. Mi primer contacto con la filosofía fue en el instituto y me la enseñaron a través del método clásico, es decir clase magistral y estudiar para el examen. Eran clases interminables en las que el profesor hablaba y hablaba de cosas que yo no entendía. La filosofía era por entonces para mi una materia demasiado abstracta y sesuda que poco tenía que ver con mi vida.

¿Qué cambió para que hoy seas profesor de filosofía?

En la universidad, en Salamanca, tuve muy buenos profesores con los que estaba continuamente discutiendo y dialogando. Recuerdo que solía comer antes de clase con mi profesor de estética, Don Víctor Tirado y a veces la discusión en la sobremesa era tan apasionante que terminábamos dando la clase en el restaurante, entre cafés y humo de tabaco. De mis queridos profesores de universidad descubrí que la filosofía es una actividad y que su ejercicio puede ser apasionante.

«Lo más gratificante que tiene este proyecto para un profesor de filosofía como yo es que tus alumnos te confiesen que lo primero que hacen por la mañana al levantarse es coger sus móviles para ver cuál es el #filoreto del día»

 

Cuando parecía que la filosofía iba a desaparecer hasta del currículo educativo con las nuevas reformas, ha habido un cierto proceso de revitalización y revalorización de la materia. ¿Crees que como sociedad estamos empezando a valorar un poco más (y mejor) la filosofía y su utilidad en la vida?

Si, porque estamos volviendo a descubrir que la filosofía no debe ser una asignatura sesuda, sino más bien una especie de ejercicios espirituales. Y que de la misma manera que no nos cuestionamos que debemos ejercitar nuestros cuerpos en el gimnasio, tampoco deberíamos cuestionarnos que deberíamos comenzar a ejercitar nuestra alma.

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