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Educar niños felices

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La escritora Susanna Isern invita a las familias en Mapa para educar niños felices a confeccionar su propio viaje, desde sus necesidades y particularidades pero con un objetivo común: la felicidad y el bienestar de todos.

 

Por Diana Oliver

 

Escribía la periodista y escritora Rosa Montero en La ridícula idea de no volver a verte que “la felicidad es minimalista. Es sencilla y desnuda. Es un casi nada que lo es todo”. Cuando nos preguntamos como padres qué queremos para nuestros hijos e hijas, la respuesta la encontramos en una palabra: felicidad. ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo definirla? La escritora Susanna Isern acaba de publicar Mapa para educar niños felices, un libro en el que aborda los retos de las familias para alcanzar esa felicidad y en el que ofrece algunas claves para acercanos. ¿Qué es la felicidad? “Para mí la felicidad es disfrutar del aquí y ahora, gozar de las pequeñas cosas y de los que nos rodean, sentirse satisfecho con lo que se tiene y con lo que se ha conseguido. Es estar tranquilo, a gusto con uno mismo, quererse y proyectarse en positivo hacia afuera centrándose en lo positivo. Es encajar las adversidades de la mejor manera posible, gestionando las emociones, aceptándolas y expresándolas de forma adaptativa. Es reconciliarse con el pasado y aprender de él; soñar e ilusionarse, aunque de una forma realista. Sabiendo que el esfuerzo será casi siempre lo que determinará los resultados”, responde la escritora.

 

En el libro detalla cómo establecer una mejor comunicación con nuestros hijos e hijas, siempre desde la escucha activa. Y no es fácil inmersos en un mundo rápido, en el que la falta de tiempo y la incertidumbre marcan con su batuta nuestros días. Para Isern, es precisamente el estrés, el cansancio y las prisas del día día las principales responsables de que no dediquemos a nuestros hijos el tiempo que necesitan. “Quizás estén tratando de decirnos algo, pero en ese momento estemos ocupados o con la cabeza en otra parte”, señala. El problema, para la escritora, es que si eso pasa con demasiada frecuencia, finalmente la comunicación puede resentirse, por lo que cree que es aconsejable que nos detengamos a escucharles y a prestarles la atención exclusiva que se merecen por lo menos una vez al día.

 

Una comunicación saludable empieza desde el nacimiento

 

Establecer una buena comunicación es el primer paso para una buena relación familiar. Así lo considera Susanna Isern: “La comunicación es la base de toda relación y eso no es una excepción en el caso de las familias y en el vínculo que se crea entre padres e hijos. En el libro precisamente he elegido la comunicación como primer trayecto a recorrer, porque sentar unos buenos cimientos comunicativos será imprescindible para todo lo demás: favorecer la autoestima de nuestros hijos, potenciar su inteligencia emocional o promover una conducta adecuada”.

 

Es importante que las bases de esta comunicación saludable se vayan construyendo en la primera etapa, y desde el nacimiento, porque será fundamental no sólo para establecer vínculos familiares sino también una parte importante del desarrollo integral de los niños. “Es en esta primera etapa de la vida que el cerebro estará más predispuesto a absorber las bases de la comunicación que serán necesarias para que se desarrollen las otras áreas”, señala Isern.

 

La escucha y la negociación deben estar muy presentes ya que ambas transmiten un mensaje fundamental a nuestros hijos e hijas: que son importantes y que su opinión también cuenta. Según la escritora, eso será fundamental no sólo para que la comunicación y el vínculo se establezcan, sino también para que tanto su autoestima como su capacidad comunicativa aumenten. Además tanto la escucha como la negociación implica tiempo compartido y eso siempre será muy positivo.

 

De la teoría a la práctica

 

Habla Susanna Isern en Mapa para educar niños felices de lo importante que es conectar con nuestro niño interior para poder acompañar mejor la infancia de nuestros hijos e hijas. Y no es fácil, porque nuestras mochilas emocionales y las actitudes que están muy arraigadas por el tiempo, la experiencia o la cultura, influyen inevitablemente en los padres y madres que somos. ¿Qué podemos hacer para superar esta barrera? Responde Isern es interesante hacer un trabajo de introspección dirigiendo la mirada al pasado pero también al presente, para detectar bloqueos, miedos, frustraciones… “Cuando seamos conscientes de todo esto, podremos trabajar para cambiar aquellas actitudes que nos alejan de nuestros objetivos. Con tiempo podremos modificarlas identificando las vivencias, los pensamientos y las emociones subyacentes a esta, e instaurar nuevas formas de pensar, sentir y por lo tanto comportarnos”, señala.

 

En la misión de educar niños felices no es fácil pasar de la teoría a la práctica, pero hay una serie de herramientas básicas que deberían tener las familias: “El cuento, el juego, el cine y la creatividad, por ejemplo, son herramientas que implican tiempo compartido de una forma lúdica. Es importante que nos hagamos con esas herramientas que nos ayuden a conectar con nuestros hijos desde momentos especiales e incluso divertidos, porque educar no tiene porque ser algo aburrido o que cree tensión. Podemos educar la autoestima, la comunicación, las emociones, a través de estrategias atractivas y amenas”, explica.

 

De nuevo el tiempo como recordatorio de que, quizás, sea eso lo único importante. El verdadero tesoro de nuestro siglo. ¿Qué puede ayudarnos a gestionar el tiempo (y la implicación) cuando el trabajo no nos deja mucho margen? Responde la experta que debemos plantearnos objetivos realistas con nuestros hijos y elaborar una escala de prioridades en la que dediquemos a poder ser todos los días un tiempo en exclusiva para ellos. “Mi recomendación favorita es «la hora del cuento». Un rato de tranquilidad en el que los padres comparten una historia con sus pequeños y aprovechan para hablar del día. Precisamente en el libro hay un apartado al final de cada capítulo que se titula así, allí comparto un cuento inédito aunque en este caso va dirigido a las madres y los padres”, concluye.

 

¿Siempre estamos a tiempo?

 

A ser padres se aprende, pero por el camino son muchos los errores que cometemos. Por suerte, siempre estamos a tiempo de mejorar las cosas. “Lo bueno de este mapa que es la crianza es que nuestro tren volverá a pasar y que, si nos perdemos, podemos dar la vuelta y regresar al inicio. Lógicamente a medida que pase el tiempo, será cada vez más difícil (y requerirá de más esfuerzo por nuestra parte) recuperar el vínculo, pero con paciencia y cariño lograremos acortar distancias y acercarnos a nuestros hijos”, sostiene Susanna Isern.

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