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El Hematocrítico: “Nos estamos pasando con la hiperagendización de la vida infantil”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Para Miguel López, conocido en redes como El Hematocrítico, los niños tienen menos tiempo para ser niños. Profesor en un colegio de Galicia y autor de la exitosa colección Max Burbuja, habla de infancia, de literatura infantil y, por supuesto, de su entrañable personaje.

 

Por Diana Oliver

Pipi Calzaslargas, Celia, Manolito Gafotas, El pequeño Nicolás, Calvin y Hobbes… En la historia de la literatura infantil nos encontramos con personajes menudos que nos narran sus pensamientos, sus vivencias, su día a día. Niños y niñas con una imaginación desbordante que, desde lo cotidiano, nos enseñan el mundo tal y como lo ven. Con su inocencia, sus problemas y sus ilusiones. Mucho ha cambiado el mundo de estos niños si lo comparamos con el mundo que viven los niños de hoy. Un mundo marcado por las prisas, la productividad y la permanente insatisfacción, en el que la tecnología es la gran protagonista de nuestras vidas. Para Miguel López, conocido en redes como El Hematocrítico, los niños tienen cada vez menos tiempo para ser niños. Lo sabe bien porque es profesor en un colegio de Galicia, y conoce la infancia, sus diatribas, su ritmo diario. Fruto de su gusto por la literatura infantil y de su experiencia profesional ha creado un personaje con el que muchos niños y niñas pueden identificarse: Max Burbuja, una colección de libros pensada para niños a partir de 7 u 8 años. Libros que entienden la literatura desde el humor, sin moralejas ni contenidos pedagógicos, para hacer de la literatura infantil lo que debe ser: un recurso lúdico sin pretensiones.

 

Con los pensamientos y las vivencias de Max Burbuja pueden identificarse muchísimos niños hoy… Me da la sensación de que les arrastramos a nuestro ritmo imparable y poco o nada les dejamos ser niños. ¿De esto se sale?

Se tendría que salir. Creo que es un buen momento para parar, pensar y decidir si realmente es cómo queramos que sea su vida. Parece que es la sociedad que te impone un ritmo cada vez más alocado. O corres o te mueres. Pero no somos tiburones, somos personas. Deberíamos parar para, no sé, perder el tiempo.

 

Hay algo que tienen tus libros y que cuesta encontrar en los títulos que se publican hoy: el humor. Creo que lo más importante es que los niños se diviertan, que no siempre tengan un fin educativo sino puramente lúdico. ¿Qué opinas de esto?

Yo personalmente no concibo escribir de otra manera. El humor impregna todos mis pensamientos y la literatura infantil es otra manera de canalizar esto. Desde luego que es importante que los niños se diviertan, se rían. Que descubran que leer puede ser, entre otras cosas, unas risas. No todo tiene que tener un componente pedagógico.

 

Eres profe en un colegio de A Coruña, ¿te han servido de inspiración las situaciones que se dan allí cada día?

Bueno, absolutamente. Muchas situaciones de mis libros están inspiradas en eventos que he experimentado en 20 años de enseñanza. Desde una plaga de vómitos en un gimnasio, a una red de ladrones de Blu-Tak o a un niño con una papelera en la cabeza y una escobilla en la mano…

 

Actividades de lo más variopinto, extraescolares, excursiones… Hoy todo está planificado al milímetro, y Max lo refleja a la perfección. ¿Nos estamos pasando con esta profesionalización de la crianza?

 Nos estamos pasando con la hiperagendización de la vida infantil. Todo está programado, planeado y medido. Ni una hora de descanso, ni una tarde rascándose la barriga, ni un minuto sin que los pequeños no tengan algo que hacer pensado por un adulto. Ellos tienen que decidir cómo administrar su tiempo libre y es imposible que aprendan de esta manera.

 

Seguro que te lo han dicho muchas veces pero resulta imposible no pensar en otros niños como Manolito Gafotas o El pequeño Nicolás por el humor que sus historias desprenden. Nicolás, Manolito y Max son hijos de su tiempo. Cualquier tiempo pasado no fue mejor pero no sé si vamos a mejor…

Vamos a diferente. La situación de los niños y niñas es mejor ahora que en tiempos de Nicolás y Manolito en casi todos los aspectos. Pero los niños antes éramos almas libres. Esos personajes y yo mismo, circulábamos con libertad por la ciudad, explorábamos el entorno. Otras cosas han cambiado pero en eso… Ahora resulta inconcebible.

 

¿Qué dirías que comparten los tres personajes? Si es que hay algo que compartan…

Una visión del mundo divertida, una gran individualidad y que son encantadores.

 

También pienso que los niños, sobre todo en entornos urbanos, tienen pocas –o nulas– oportunidades de salir solos a jugar a la calle. ¿Qué se están perdiendo los niños en este sentido?

Están perdiendo la sensación de autonomía y libertad que daba eso, aunque ganan en seguridad y en apego. Estoy seguro que las relaciones son más profundas con los padres ahora pero, ¿cómo afecta eso? No lo sé. ¡Lo veremos!

 

¿Cómo crees que podríamos contribuir para que nuestros hijos e hijas tengan una infancia más ajustada a lo que debería ser esta etapa?

Dándoles independencia y autonomía, responsabilidades en casa y cosas que hacer, pero también tiempo libre para desarrollar sus gustos y su personalidad.

 


 

Historias para niños del siglo XXI

 

Las historias de Max Burbuja podrían ser protagonizadas perfectamente por cualquier niño o niña de nuestro alrededor. De nuestra época. Son historias cercanas, realistas, imaginativas, muy bien situadas en el mundo que transita la infancia del siglo XXI. Los libros, ilustrados por Santy Gutiérrez, cuentan con letras grandes y destacados para una lectura sencilla, algo importante para los primeros lectores. Su punto fuerte: el humor. Su autor huye de los contenidos pedagógicos y moralistas para ofrecer a los niños y niñas contenidos lúdicos que despierten su gusto por la lectura.

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