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Hacia una nueva relación entre familia y escuela

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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EVA CARRASCO
Tan sólo un 4% de los profesores sienten que su trabajo está valorado en la sociedad. Al contrario que ocurre en otros países, en España el trabajo del profesor tiene poca relevancia social. Sin embargo, según el estudio realizado por la Universidad Rey Juan Carlos junto con la compañía BlinkLearning, cerca del 55% de los docentes están muy motivados y les encanta su trabajo. Opiniones encontradas que vienen a poner de manifiesto una realidad, que es el cambio de rol que el profesor está experimentando. El acceso masivo a la información está terminando con las clases magistrales y el docente debe esforzarse en motivar y hacer participar al alumnado. Teorías como la pirámide de aprendizaje de Edgar Dale cambian por completo la dinámica de las clases.
Al contrario de lo que pudiera parecer, el respeto a la figura del profesor aumenta a medida que aumenta la edad del alumno. En las primeras etapas de infantil y primaria la sobreprotección de algunos padres lleva a poner en duda cualquier decisión del maestro. Mientras que llegados a la adolescencia las injerencias paternas disminuyen y se valora más la capacidad del profesor de ganarse a los alumnos.
Sin embargo cuando hablamos de alumnos mayores el asunto empieza a cambiar. Moisés Lorente, profesor de tecnología y matemáticas en secundaria en el colegio Reggio Explora de Madrid sí considera que el profesorado recibe un respeto por parte de la sociedad. “Hay que tener en cuenta el material con el que estamos trabajando y lo que tenemos entre manos. La sociedad sí que es consciente de que cualquier decisión que toma un profesor en el aula es relevante. Yo personalmente sí noto que las familias y los docentes remamos en la misma dirección. Lo que ocurre es que muchas veces la imagen que se da de cara a medios de comunicación y redes sociales se focaliza más en los problemas.”
Realmente, como afirma David Calle, Fundador de Unicoos (un canal de Youtube que ofrece clases de ciencias de Secundaria y Bachillerato), “el principal reto al que nos enfrentamos al dar clases es el de motivar a nuestros alumnos y que la figura del profesor adquiera el respeto y la relevancia que se merece”. Ambos pasan por la transición que está viviendo la docencia hacia nuevos canales de comunicación y nuevas maneras de relacionarse con el alumnado. Los códigos están cambiando y se está rompiendo la barrera que existía entre profesor y alumno. “Estamos en un proceso de cambio y puede haber todavía un poco de descompensación entre lo que entendemos por vieja escuela, y una generación de alumnos, que debido a los cambios tan acelerados de la sociedad, tienen otra manera de acceder a la información y tienen otra manera de entender el conocimiento y el aprendizaje”, explica Moisés Llorente. “La autoridad la seguimos teniendo pero tenemos que adaptarnos un poco al perfil de alumnos que tenemos en estos momentos.
Esos códigos de comunicación y relación profesor alumno están cambiando con la misma rapidez con la que está cambiando la sociedad.”
Motivar a los alumnos
La relación con los alumnos ya no basa el respeto hacia el profesor en el miedo o el castigo, sino en el grado de motivación que consigue entre los chavales. “Nuestro papel –Afirma Llorente- está más encaminado a encontrar las vías para que nuestros alumnos estén motivados y encuentren un sentido a su aprendizaje. De esta manera también es una forma de encontrar una manera de tener el control de aula.”
El profesor ya no tiene que ser entendido como la persona que transmite el conocimiento. El conocimiento hoy en día llega por muy diferentes fuentes. El profesor tiene que ser más el facilitador, la persona que crea un caldo de cultivo aprovechando todos los elementos que hoy en día hay en un aula, que son muchos. Ya sean tecnológicos o no. “La tecnología puede ser una aliada de la educación siempre que no se utilice como un sustitutivo, ya que nada puede suplir la labor de un ser humano”, explica Luz Rello, fundadora de Change Dyslexia. La tecnología permite al profesorado generar contenido que si es atractivo, dinamiza y ameniza las clases. Permite formar críticamente al alumnado respecto a la información que recibe de Internet. Pero al final hay que hacer al alumno responsable, más que de aprender conocimientos, de aplicar todo ese conocimiento que está alrededor.
Rocío Moreno, comienza esta labor con los más pequeños. “Como herramientas hay que tratar de acompañar y orientar al alumno a que construya sus conocimientos a partir de sus experiencias previas, de la interacción en su grupo y con su medio social y natural. El alumno es un sujeto activo y es a través de su propia investigación y trabajo en grupo como aprende” . Venimos de un sistema basado en la memorización y al final el uso memorístico de la información desemboca en que los alumnos no encuentran sentido en aquello que aprenden. Simplemente que lo tienen que aprender para aprobar un examen pero no van más allá de eso. De lo que se trata es de encontrar elementos y metodologías como el aprendizaje basado en proyectos que facilita mucho esa tarea. Tienen que poder aplicar todos esos conocimientos a situaciones lo más parecido posible a la vida real.
Un dilema que se encuentran en el aula a la hora de controlar y motivar a la clase es el fomentar la cooperación o la competencia entre los alumnos. Hay un tipo de alumnos más competitivo que les motiva más el tema de resultados, rankings o puntuaciones y luego hay un perfil de alumno más social que su motivación pasa por el intercambio de ideas con los compañeros, el ayudarse los unos a los otros.
Al final la clave está en encontrar el equilibrio. El punto medio en el que el profesor pueda desarrollar actividades que tengan un poco de todo pensando en los diferentes tipos de alumnos, según nos explica el profesor del colegio “Reggio Explora”.
Atender a la diversidad
Para llegar a las necesidades de todos los alumnos el docente debe trabajar a través de metodologías activas. “Si tú enfocas tu clase a la clase magistral, al maestro, al profesor que está explicando mientras los demás escuchan. Estás lanzando un mensaje único para toda la clase durante un tiempo muy prolongado, es muy difícil atender a la diversidad. Primero porque si estás todo el tiempo explicando queda muy poco tiempo para estar con los alumnos a nivel individual, y segundo, si tu lanzas un mensaje único para todos, realmente no te estas adaptando al nivel de la clase.”, así ve el problema Moises Llorente.
La clave es desarrollar metodologías activas en las que el alumno es parte activa en el aula y el profesor adopta un rol de mediador que propone la actividad, que propone unas metas y objetivos. En el momento que se libera de estar todo el tiempo explicando ya sí que tiene la posibilidad de atender realmente a cada uno de tus alumnos. Así es mucho más fácil que cada uno pueda trabajar a su ritmo.

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